Jerez

Soñando con un mayo como los de antes.

Es la panorámica que ha desaparecido en estos dos años últimos donde la pandemia ha arrasado con todo

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  • Una imagen de la Feria del Caballo de 2019 -

Tú has visto más o menos gente? Rocío llega a las 17 horas al periódico y nada más hacerlo, tal y como hizo el año pasado o el anterior o el de antes, me cuestiona por la presencia de moteros en las calles de Jerez con motivo del Gran Premio. Aleu  mira con una sonrisa socarrona mientras que Abraham sale de su despacho para iniciar la tertulia de cada tarde, en esta oportunidad con la motorada y la resaca de la competición motociclista como tema. Incluso Mondéjar, liado con sus páginas de nacional e internacional, deja algún apunte en el aire antes de que la compañera cambie la seda por el percal y en un arrebato de euforia, y antes de llamar a los responsables de Horeca, Acoje y Asunico,  aparque la conversación sobre el fin de semana para centrarla en el que ha de venir y que significará del encendido de las bombillas que alumbrarán la ciudad más mágica que uno haya podido pensar y en un marco tan incomparable, como lamentablemente olvidado por los jerezanos, o parte de ellos, durante todo el año, como es el Parque González Hontoria.

Del Circuito Permanente de Velocidad a la Feria. De la información social y deportiva del primer fin de semana del quinto mes del calendario a la preparación de las páginas de unos de los días más intensamente vividos que uno se pueda imaginar. Y en esas, el tintineo del móvil rompe el debate abierto, aunque el tema siga siendo el mismo, porque es Agustín Llamas, el hermano mayor de mi Redención Salesiana, quien me pide los días en los que voy a estar en la caseta, en La Bofetá, una más  de las que no hacen sino subrayar la contribución especial que las hermandades hacen constantemente a todo cuanto huela a Jerez, aunque eso será, sin género de dudas, motivo de análisis no solo en las improvisadas conversaciones vespertinas de la redacción sino incluso en alguna pieza de opinión de cada martes en este Viva Jerez.

Esta imagen que he plasmado en negro sobre blanco era la que se venía repitiendo cada anualidad cuando llegaba este mes de mayo que para los cristianos siempre será el mes de María. Es la panorámica que ha desaparecido en estos dos años últimos donde la pandemia ha arrasado con todo. Por eso mi sueño es que el próximo 2022 esas dudas se repitan, aunque yo tenga que salir de mi descanso jubilata e ir a compartir feliz con los compañeros, esas preparaciones feriales resurjan y que todo vuelva a ser como siempre ha sido mayo en este Jerez de nuestras penas y nuestras alegrías, de nuestro mundial y de nuestra feria, de nuestra Semana Santa y de nuestras zambombas, de nuestros vinos y nuestros caballos, de nuestros barrios eternos y de aquellos que nacen donde jamás se pudiesen atisbar signos de actividad.

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