Una intervención de la artista y arquitecta mexicana Lucila Veloz en los patios del Museo de Bellas Artes de Córdoba pondrá de manifiesto "las connotaciones y significados" de la migración que protagoniza cada año la mariposa monarca desde Canadá hasta México.
Lucila Veloz (Guanajuato -México-, 1962), que lleva más de dos décadas asentada en Córdoba, pretende con esta iniciativa hacer un símil con las personas y reflexionar "cómo del Sur migra la gente hacia el Norte en busca de una vida mejor, ese fue el punto de partido que nos llevó a ahondar en el estudio de la mariposa monarca".
Este insecto, que recorre cada año más de 4.000 kilómetros para invernar en los bosques de oyamel del centro de México, ha logrado atravesar el Atlántico y mantener colonias permanentes en la Península Ibérica, en un periplo de 6.000 kilómetros.
Diego Jordano, profesor de Ecología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Córdoba, formó parte del equipo de investigadores, dirigido por el catedrático Juan Fernández Haeger, que trabajó en la localización de las colonias de la mariposa monarca en la Península Ibérica a lo largo de diez años.
Jordano explicó a Efe que su ubicación se hizo a través de los rodales de sus plantas nutricia donde depositan los huevos, fundamentalmente el algodoncillo, una especie alóctona pero no invasiva, pese lo en un principio considerado, de origen centroamericano y que llegó a España a través del Jardín Botánico de Tenerife, y que ha permitido que la mariposa, que necesita un clima subtropical, sea capaz de asentarse en zonas costeras desde el Algarve hasta Málaga.
Esta realidad, junto a la capacidad migratoria en América, es la que inspira a Lucila Veloz para crear la intervención, que mostrará desde el próximo viernes hasta el 30 de mayo, coincidiendo entre el 3 y el 16 con el centenario del Festival de Patios Cordobeses, "una obra plástica desarrollada en diferentes materiales y técnicas, que representa una abstracción de la esencia de la mariposa monarca, de lo que trae luz y esperanza a través de formas, colores y texturas, integrados con la naturaleza del patio cordobés".
A su juicio, según valora en una conversación con Efe, el comportamiento de la mariposa monarca "te transmite una simbología impresionante, te da una serie de connotaciones", más aún cuando "no resulta fácil comprender cómo se realiza ese proceso por la mariposa monarca, con una memoria genética, con una orientación magnética, saltan muchas preguntas".
Para la artista, "el ser humano debería aprender de muchos mensajes que nos transfiere este fenómeno" y ver "cómo un ser tan frágil, que pesa un gramo o menos, puede recorrer esas grandes distancias sin importar fronteras y llegar de un sitio a otro y entre los seres humanos siempre nos ponemos fronteras".
De hecho, se trata de "una especie con una capacidad de movimiento tremenda, que podría llegar a cualquier sitio y colonizarlo”, concreta el profesor Jordano, que destaca su diferente comportamiento en el Sur de la Península y en América, ya que "las que tenemos en España no están un tiempo en estado de diapausa, sino que todo el tiempo están activas, volando, emparejándose y poniendo huevos, incluso en invierno".
Los patios del Museo de Bellas Artes de Córdoba, que comparte esos espacios comunes con el de Julio Romero de Torres, se transformarán en "un santuario monarca un poco sui géneris, creando una conciencia sobre el fenómeno de la naturaleza y abarcando el tema de la tolerancia y el respeto de los seres vivos de todo el planeta", relata Lucila Veloz.
"La obra parte de un origen, desde la fuente de la parte central del patio, de donde sale un caracol en forma de sección áurea alada y de donde emergen las mariposas monarca, representa un poco el sentido sagrado de los prehispánicos de las zonas mayas de México y de ahí se origina la vida", describe.
Así, "la mariposa volará, se depositará sobre los diferentes jardines, muros y patios y se extenderá impregnándonos de alegría, inyectándonos luz y color en este momento de situación difícil para la humanidad".
La intervención busca con una obra efímera reproducir la "cosmogonía prehispánica" con la que los ancestros mexicanos recibían a insectos voladores como portadores de las almas de los difuntos y celebran la muerte y la vida.
En el Sur de España y Portugal, la mariposa monarca "tiene reproducción continua y está volando durante todo el año durante una sucesión de generaciones", destaca Diego Jordano, en vez de aletargarse en el invierno, como sucede en el continente americano, una nueva forma de manifestarse en la naturaleza, un valor que en México ha valido el reconocimiento como reserva de la biosfera por parte de la Unesco de sus santuarios en los estados México y Michoacán.
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