“Estoy muy contenta. Ha sido un subidón. ¡En qué momento iba a pensar que ponerme una vacuna me iba a poner tan feliz!”. La que responde al otro lado del teléfono contando sus sensaciones tras vacunarse contra el Covid y tan optimista como siempre es Tatiana Chagoyen, la médico jerezana de 33 años con Fibrosis Quística (FQ), cuyo vídeo concienciando sobre las donaciones de órganos se hizo viral en redes sociales. Tatiana lleva tres años esperando un trasplante doble de pulmón. Ha sido esta circunstancia, y no la enfermedad crónica respiratoria que padece desde que era niña, la que le ha permitido entrar en los grupos de prioridad en la estrategia de vacunación, en su caso el del colectivo de riesgo (Grupo 7). Ni la FQ, ni el resto de patologías respiratorias crónicas (asma severo, fibrosis pulmonar idiopática, entre otras) se han tenido en cuenta para ir por delante en la inmunización, lo cual resulta cuanto menos incomprensible para los enfermos crónicos respiratorios, dado que están entre los más vulnerables a la neumonía bilateral con la que ingresan los pacientes graves contagiados de coronavirus.
Me he quedado tranquila, ya me han llamado una vez, se ha roto el hielo conmigo. Ha sido un rayo de luz"“Hay muchas cosas que no tienen mucho sentido en el plan de vacunación”, lamenta, consciente de que, en su caso, su “suerte” ha sido la de estar en lista de espera desde octubre de 2018. “Me vacunan por esperar un trasplante, no por la FQ. También están vacunando a trasplantados y a los que tienen entre 70 y 79 años”, explica esta luchadora, que está deseando ponerse la segunda dosis en tres semanas “para poder estar más tranquila”. A diferencia del resto de la población, ella sigue “prácticamente confinada”. “Los pacientes crónicos estamos superasustados y con más restricciones”.
Por esta razón, tiene claro que una vez inmunizada, (lo cual, como a todos, no le exime de pillar ni poder transmitir el virus, aunque no de forma tan severa), “lo voy a celebrar”, pues su rutina desde mucho antes del estallido de la pandemia por la grave crisis que sufrió y que le obliga llevar gafas nasales para administrarle oxígeno las 24 horas -su capacidad pulmonar no llega al 20%- no va más allá de “pasear” y acudir al médico. “Llevo más de un año sin ir a comer a ningún sitio. Así estamos todos los crónicos”, lamenta.
Ahora lo que quiere es “cuidarse” para que “el día que me llamen esté en perfectas condiciones” para afrontar una operación muy delicada. Al pasar tanto tiempo en casa reservada, aprovecha para concienciar sobre la importancia del proceso de vacunación en redes sociales y aclarar dudas desde su condición de médico, pues está especializada en Medicina del Trabajo y hasta la última crisis por su enfermedad trabajaba en una mutua. Las complicaciones en su estado de salud le obligaron a darse de baja. “El trabajo es mi vida”, reconoce. “Intento dar información sobre la vacuna y los tipos de vacuna, porque ha mucha gente que tiene miedo y el miedo es otra enfermedad.
Pero vacunarse no ha sido la única alegría que se ha llevado esta jerezana últimamente. Hace 15 días, por primera vez en tres años, le llamaron del Hospital de Córdoba para avisarle de que había un posible donante. “¿Cómo?” Respondió Tatiana, a la que ni se le pasó por la imaginación que esa llamada tuviera algo que ver con la noticia que lleva esperando desde hace tres años. “Pensé que era por una revisión telefónica, porque con la pandemia no he podido ir presencialmente”, explica. Recuperada del impacto inicial, le explicaron que le volverían a llamar para darle más información y confirmarle si tendría que irse o no de urgencia para Córdoba. Finalmente, 45 minutos después, “los más largos de toda mi vida”, pero que pasó “contenta”, “ilusionada” y “rezando para que me dijeran que me fuera para Córdoba”, le dijeron que los órganos no venían bien.
Podría haberse desanimado, pero de nuevo ha hecho un ejercicio de positividad y le ha dado la vuelta a la situación. Para Tatiana, esa llamada fue “un chute de energía”. “Me he quedado tranquila, ya me han llamado una vez, se ha roto el hielo conmigo. Ha sido un rayo de luz. Sé que España es muy solidaria y que hay gente que sigue donando. Espero que la próxima llamada llegue pronto y con la operación pueda retomar mi vida después de tres años en stand by”.
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