Patio de monipodio

Bienvenido, señor Arzobispo

Debe saber, Monseñor, que los andaluces no practicantes de la religión que profesa y los andaluces practicantes con sentimiento de solidaridad hacia todos...

Publicado: 21/04/2021 ·
22:47
· Actualizado: 21/04/2021 · 22:47
  • Catedral de Sevilla. -
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Debe saber, Monseñor, que los andaluces no practicantes de la religión que profesa y los andaluces practicantes con sentimiento de solidaridad hacia todos y amor por el Patrimonio común, le recibimos con cordialidad. No vamos a decir con alborozo, eso se verá según proceda a tenor de su gestión al frente de la Archidiócesis, aunque sí debe saber que esperábamos un talante positivo. Y estaremos satisfechos con su nombramiento según como discurra su mandato. Los agnósticos y los creyentes tolerantes y los más apegados al Ministerio sacerdotal, somos mayoritariamente partidarios del derecho de todos a disfrutar el Patrimonio que es de todos. Son siete los obispados que estarán bajo su autoridad, siete obispados con mucho en común, más de lo que pueda imaginarse. Y mucho en común, también con todos los de todo el Estado español.


Lo más en común entre todos es el derecho a disfrutar lo que es de todos. En una palabra: preocupan las inmatriculaciones. Nos había ilusionado la llegada de un Arzobispo abierto, moderno, progresista, tolerante también con quienes piensan y rezan de manera distinta. A nuestro entender Monseñor, es la forma más humana y empírea de tratar al prójimo, al que debe amarse como a sí mismo según la enseñanza de quien, para un cristiano, es la figura más importante en su vida y en la historia. Sepa que la inmensa mayoría de los andaluces, cristianos y no cristianos, aprobamos y siempre hemos aprobado la utilización por la Iglesia Católica de los edificios cedidos para el culto, sea la cesión reciente o histórica; que la inmensa mayoría nunca hemos sentido “casus belli” con la Iglesia ni con sus representantes, por el usufructo ilimitado de catedrales, iglesias, ermitas, etc. siempre que su propiedad, que es común, siga siendo del Común.


El principio de la convivencia es el diálogo, bien tan necesario capaz de evitar todos los enfrentamientos, pero el diálogo, como la propia palabra define, necesita de dos o más criterios y voluntad para llevarlo a cabo y para llegar a acuerdos justos en los que nadie salga perdiendo. Se oponen a esos posibles acuerdos los espíritus inmovilistas, intolerantes, poco ó nada dados a pensar en los derechos ajenos, incapaces de poner el interés común de todos por delante del particular. Esperábamos un Arzobispo con estas características, con quien poder discutir, capaz de comprender que el Patrimonio común es un Bien Común que no debe ser privatizado en beneficio de nadie. Que la Iglesia católica podrá disfrutar de los edificios religiosos en usufructo, en eso estamos de acuerdo por igual. Pero uso no necesariamente se supone propiedad; los que la Iglesia ha venido utilizando por cesión histórica o reciente no pueden ser de nadie en particular porque son de todos.


Por eso, Monseñor, deseamos llegar a un acuerdo en forma civilizada y amigable, para que, sin que la Iglesia pierda el derecho al culto en los edificios que han sido del Común, su propiedad y derecho de disfrute vuelvan a ser del Común. La reversión de las inmatriculaciones, a iniciativa de la propia jerarquía eclesiástica haría un bien inestimable a la Iglesia.
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