La crisis derivada de la pandemia del coronavirus, unido a las fusiones y los intentos de la banca por mejorar su rentabilidad en un entorno de tipos históricamente bajos, ha llevado a las entidades financieras a plantear despidos colectivos que previsiblemente afectarán a más de 18.000 empleados.
La mayor parte saldrá de CaixaBank, que ha expuesto este martes a los sindicatos su plan para reducir 8.291 empleos, el 18,7 % de su plantilla en España, tras la fusión con Bankia, aunque ha mostrado su compromiso de poner en marcha un plan de recolocación que permita encontrar trabajo a todas las personas que salgan del banco.
Además de esta entidad, el BBVA acaba de empezar a negociar con los representantes de los trabajadores un despido colectivo que algunos analistas calculan que podría afectar al menos al 10 % de sus trabajadores en España, lo que supondría el recorte de unos 3.000 puestos.
De confirmarse esta cifra, solo CaixaBank y el BBVA estarían suprimiendo casi 11.300 puestos de trabajo este año de su red y sus servicios centrales en España, a los que habría que sumar unas 1.500 salidas tras la fusión de Unicaja Banco y Liberbank.
Es decir, los recortes de plantilla irían ya por los 12.800 y alcanzarían los 18.175 trabajadores si se tienen en cuenta los más de 3.500 empleados que se verán afectados por el ERE acordado a finales del pasado año por el Banco Santander y los sindicatos, y los 1.875 del ajuste previsto por el Banco Sabadell.
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