La Casa de la Cultura acoge desde hoy, en la sala Gessa Arias, la exposición ‘Somos paisaje’, del artista José María Díez. Una inauguración en la que han estado presentes la delegada municipal de Cultura, Susana Rivas, y el propio autor de los grafitos y óleos que componen esta muestra. Las personas que deseen disfrutar de esta exposición podrán hacerlo hasta el próximo 7 de mayo, de lunes a viernes, en horario de 11.00 a 13.30 horas y de 17.00 a 21.00 horas.
Además, ‘Somos paisaje’ presenta una amalgama de trabajos que se han realizado entre los años 2014 a 2021, casi todos ellos en grafito sobre papel, aunque también se pueden contemplar otras obras realizadas al óleo sobre papel o tabla.
Durante la presentación, Susana Rivas ha destacado que “se trata de una exposición en la que se puede admirar el paisaje interior del artista, con una pintura muy personal y particular, con obras muy cuidadas, que te dan una visión en la cercanía y otras según te alejas del cuadro”. Además, ha invitado a toda la ciudadanía a disfrutar de esta muestra y ha agradecido la colaboración del autor.
Por su parte, José María Díez ha señalado que “la cultura debe seguir viva en estos momentos tan complicados”, agradeciendo el apoyo del Ayuntamiento para poder exponer sus obras. También ha explicado que “en esta muestra se podrá ver el trabajo de los últimos ocho años y, si tuviese que definirla, diría que son paisajes del interior de uno mismo, que salen del interior y no hay casi ninguna referencia a la realidad, a excepción de la serie dedicada a los Fiordos Noruegos. Es una representación de mis lecturas y de la música, que no se ve, pero sí se palpa”.
José María Díez
José María Díez (Almedralejo, 1966) se inicia en el arte de forma autodidacta cuando es un niño. Tras algunas exposiciones de infancia y adolescencia, y después de realizar estudios de Geografía e Historia, ingresa en la Escuela de Artes Aplicadas de Mérida, donde completa su formación y se titula como diseñador de interiores. Paralelamente a su labor en el diseño con su propio estudio, sigue, sotto voce, su trayectoria artística. En esta etapa, el detalle de su obra realista, muy poéticamente interpretado con una pincelada segura, es sólo una anécdota en el cuadro, donde impera la luz y el gusto por el espacio transitado. Su clara inclinación paisajística recoge tanto la arquitectura que le rodea, en alusión directa a su carrera como diseñador, como la naturaleza más cercana a su hábitat o a los lugares que visita. Su obra en este período ya es un reflejo de las emociones que nos ofrece el entorno.
En 2012 abandona su actividad como interiorista y se traslada a Cádiz. Desde entonces se dedica exclusivamente al arte. Decide ahondar en el realismo interpretando la luz y el espacio de una forma diferente. Para ello, se olvida del color e investiga un lenguaje plástico dotado de una poesía a la vez esquemática y plena de matices. Sus obras de grafito atrapan por la calidez expresiva encarnada en las texturas, en los contrastes, en las delicadas gradaciones que guardan las sombras y las luces. Reflejan un universo en el que se contraponen a menudo la mano del hombre frente a una naturaleza intacta. En sus papeles o en sus telas quedan reflejadas escenas de un carácter atemporal donde si algo predomina es la emoción, que es la verdadera finalidad del arte. Todo ese milagro de transmisión lo arma con una técnica genuina y delicada, pero rotunda y vigorosa.
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