Jerez

La Semana Santa de Jerez acumula vivencias para alimentar otro año de espera

Jerez ha vivido una segunda Semana Santa consecutiva sin cofradías en la calle, pero con unas sensaciones bien diferentes a las del año pasado

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  • La Virgen de la Piedad, en la capilla del Calvario. -

La segunda Semana Santa sin cofradías en la calle ha dejado al menos vivencias y recuerdos que permiten ya alimentar un nuevo año de espera, algo que no ocurrió cuando en marzo de 2020 la declaración de la pandemia trajo aparejado el confinamiento domiciliario.

Esa es la diferencia sustancial entre lo que se padeció entonces y lo que se ha podido disfrutar ahora.

Eso no ha evitado en cualquier caso que día a día se hayan entremezclado sensaciones tanto en la calle como en el interior de los templos, donde se ha vivido un ambiente más propio de la Cuaresma que de la Semana Santa, una suerte de vísperas eternas cargadas de una ilusión que se esfumaba cuando a la puesta del sol se comprobaba cómo una vez más quedaban cerrados los grandes portones por los que debían salir al encuentro de Jerez los cortejos nazarenos.

Pero entre esa ilusión y el desencanto final han ocurrido cosas que quedarán grabadas en la memoria de todos, especialmente de pequeños y mayores.

En el caso de los primeros porque han tenido ocasión de acumular vivencias de una extraña Semana Santa que el día de mañana contarán a sus nietos.

En el otro porque postrarse ante sus imágenes en su día grande un año después de estar encerrados en casa mirando una estampa se antoja un merecido premio a doce meses de renuncias a un tiempo del que apenas ya se dispone.

Jerez ha vivido una Semana Santa en el interior de los templos, que era la idea que había venido defendiendo el sector más conservador desde finales del pasado verano, cuando se empezó a censurar cualquier tipo de iniciativa que implicara la presencia de imágenes en la calle al amparo de la crisis sanitaria.

Los hechos han cuestionado sin embargo esa teoría. A lo largo de estos últimos meses fueron varias las imágenes que se hicieron presentes en la calle sin que ello trajera consigo concentración alguna de personas.

Cierto es que lo hicieron a primera hora de la mañana, en andas y sin acompañamiento musical de ninguna clase, en unas condiciones extraordinarias que se corresponden con el extraordinario momento que se está viviendo.

La apertura de templos para facilitar la visita a esas mismas imágenes sí ha traído consigo concentraciones de personas, aunque afortunadamente esas situaciones se han observado más en el exterior que en el interior de las sedes de las hermandades, que por regla general habilitaron recorridos de entrada y salida para evitar acumulaciones poco recomendables y adoptaron medidas de control ya conocidas en estos últimos meses.

Las largas colas junto a los muros de las iglesias quedan ya como la imagen de una Semana Santa en la que ha cobrado especial protagonismo la saeta gracias a las iniciativas promovidas por la Federación Local de Peñas Flamencas, la peña flamenca La Buena Gente o el Clúster Turístico.

A esa programación de saetas en el interior de los templos se han sumado el cante espontáneo, las plegarias y las ofrendas musicales de todo tipo.

Ha sido habitual que grupos reducidos de las bandas que habitualmente acompañan a las cofradías hayan ofrecido algunos sones a las imágenes, protagonizando momentos especialmente emocionantes.

Para el recuerdo van a quedar sin duda alguna los trabajos realizados por las mayordomías para presentar a sus titulares del mejor modo posible.

Se han recreado escenas pasionales a ras de suelo y no han faltado incluso dolorosas bajo palio.

Esta labor se ha desarrollado además en un contexto muy adverso, dadas las limitaciones impuestas por el toque de queda nocturno.

Queda además para la historia la inclusión en la nómina del Martes Santo de Bondad y Misericordia y La Salvación, que tuvieron la oportunidad de ilusionar a sus hermanos mostrando la talla del frontal de sus respectivas canastillas.

La Hermandad de la Misión también se mostró orgullosa de su pertenencia a la Madrugada del Viernes Santo, mientras que Humildad y Paciencia se integró en la nómina del Jueves Santo.

Pero quizá lo más importante es que los cofrades pudieron compartir en la intimidad de los templos -ya a puerta cerrada- cultos alternativos a sus estaciones de penitencia.

Lo pudieron hacer juntos y ante sus titulares y no a través de las redes sociales.

De por sí ese momento constituye una vivencia plena que permite alimentar un largo año de espera, siempre en la confianza de que la próxima Semana Santa será mejor que la vivida, como esta fue mejor que aquella del confinamiento. 

Algunas de las estampas de una Semana Santa que ya forma parte de la historia

Desde la misa de campaña que la Hermandad de la Clemencia celebró en el patio del colegio Sagrado Corazón de Montealto hasta el Vía Crucis del Señor de la Redención por los espacios abiertos del centro salesiano Manuel Lora Tamayo, pasando por la bendición de Jesús Nazareno desde el patio de San Juan de Letrán o la presencia del Cristo de la Sed o el Señor de la Misión en el dintel de sus templos, la Semana Santa de 2021 deja una amplia colección de estampas que ocupan ya un lugar en la historia. 

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