La polémica en torno al etiquetado frontal de alimentos, Nutri-Score, no cesa. Mientras se acumulan las voces de expertos contra la adopción de este cuestionado sistema en España, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, no da el brazo a torcer. Garzón insiste en la implantación del sistema francés en España y desestima las numerosas críticas al decir que se trata de una “polémica absolutamente inventada”. Sin embargo, contrario a sus dichos, la polémica es real. Tan real como las publicaciones compartidas a través de Twitter, bajo el hashtag #Yoaceiteyjamon, en defensa de los productos españoles y en contra de su clasificación bajo el sistema Nutri-Score. Tan real, también, como las quejas de numerosos nutricionistas y representantes de distintos sectores que le han pedido al ministro Garzón que frente la implantación del sistema en España.
Entre quienes manifestaron su oposición al Nutri-Score, se encuentran la Interprofesional del Aceite de Oliva Español y la Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici). El revuelo generado especialmente desde el sector del aceite de oliva, ha sido tal que ha obligado a Garzón a dar marcha atrás. Para evitar más problemas, el ministro ha empezado a dar excepciones para productos como el aceite de oliva, al que decidió excluir del sistema Nutri-Score. Aunque como bien lo ha explicado Consoli Molero, gerente de la Cooperativa Olivarera de Valdepeñas (Colival), esta no es una solución efectiva por dos razones.
La primera, explica Molero, es que la exclusión del aceite de oliva “crearía confusión en el consumidor español”. Esto debido a que generaría sospecha que ciertos productos lleven información nutricional, mientras que el aceite carecería de esta información. La segunda razón, según Molero, tiene que ver con que la exclusión del aceite de oliva del sistema Nutri-Score forma parte de una decisión local, aplicada al territorio español. Mientras tanto, en otros países como en Francia, donde se encuentra implantado este sistema de forma voluntaria, el aceite de oliva español continuará teniendo una mala clasificación bajo el Nutri-Score. Lo que por supuesto, tendría malas consecuencias para el sector, que exporta 2 de cada 3 litros.
Pero el asunto del aceite de oliva es tan solo la punta del iceberg. Tras el debate en torno al aceite de oliva, ahora representantes de otros sectores exigen el mismo trato. Lamentablemente, no puede haber pases dorados para todos. Sobre todo, porque la decisión final la tendrá la Comisión Europea, que busca implementar un modelo de etiquetado frontal obligatorio y armonizado en toda Europa el próximo año. Aunque no se sabe con qué ojos verá la Comisión, la decisión de Consumo, de insistir en la implantación de un sistema, para luego sumar excepciones al excluir productos del etiquetado. Es por esta razón, que muchos insisten en la necesidad de cambiar el foco del debate y dejar de perder recursos y tiempo en debatir sobre el Nutri-Score y sus excepciones, y por el contrario, enfocarse en las alternativas.
Este enfoque es el que ha primado en Italia, país que comparte las preocupaciones con respecto al Nutri-Score, sobre todo en lo que respecta la penalización de productos clave de la dieta mediterránea. Para sortear las limitaciones del Nutri-Score y evitar incurrir en excepciones que luego no sean bien vistas por la Comisión, Italia decidió plantear su propia alternativa al sistema del semáforo nutricional. Se trata del NutrInform Battery, un sistema de baterías que presenta información sobre el porcentaje de calorías, grasas, azúcares y sal, que aporta una porción, en comparación con la cantidad diaria recomendada por la Unión Europea. A priori, el sistema NutrInform Battery contaría también con el apoyo de Origen España, la Asociación Española de Denominaciones de Origen.
Lo cierto es que una alternativa como la de NutrInform Battery, comienza a tener más sentido que la adopción del Nutri-Score. Sobre todo, porque mientras más características se conocen sobre el sistema francés y cómo éste penaliza a los productos estrella de la dieta mediterránea, más dudas hay sobre su pertinencia para el mercado español. Un sistema pensado para identificar productos saludables, que falla a la hora de distinguir entre productos saludables y no saludables. Este es el principal problema del Nutri-Score.
Más allá del caso del aceite de oliva, constantemente quedan en evidencia otras contradicciones sobre el sistema Nutri-Score. Muchas de ellas han sido reveladas por sinAzucar.org, el proyecto de Antonio Rodríguez Estrada, cuyo fin es identificar el azúcar oculto en productos. A través de su cuenta de Twitter, se dio a conocer que el Nutri-Score se calcula con la información nutricional del producto preparado según las propias instrucciones del fabricante. Un truco que, por ejemplo, le permite al Nesquik obtener un Nutri-Score B.
La cuenta de sinAzucar.org, también ha compartido información sobre otras clasificaciones que generan polémica. Entre ellas, la de una bebida de soja con chocolate que contiene el equivalente a 7 terrones de azúcar y que obtiene una B en Nutri-Score. Algo similar a lo que ocurre con los cereales de desayuno para niños que obtienen la misma clasificación. Este último caso, revelado por el doctor en tecnología de los alimentos, Miguel Ángel Lurueña, tuvo tal repercusión que uno de los creadores del Nutri-Score, debió reconocer que este producto representa un ejemplo de los agujeros del sistema.
Otro caso que también ha dado qué hablar es el de los refrescos light que se llevan una B bajo el Nutri-Score. Lo que ha generado un gran repudio por parte de expertos como la licenciada en Farmacia y graduada en Dietética Humana y Nutrición, Fátima Branco, quien considera que el sistema “no se corresponde con la realidad”. “Desde el momento en el que me dicen que un refresco light se lleva una B, no me hace falta más para valorarlo”, concluye Branco.
La Asociación Española de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas (Origen España), la Asociación Nacional de Fabricantes de Queso (ANFAQUE), la Red Europea del Corazón (EHN), expertos como el jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic (Barcelona) y promotor del mayor ensayo clínico sobre dieta mediterránea (PREDIMED), Ramón Estruch. Todos ellos ya han manifestado su preocupación con respecto al sistema Nutri-Score. Ahora también lo ha hecho la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).
Al parecer, estas entidades, no cuentan con el reconocimiento del ministro de Consumo, que sigue sosteniendo que la polémica en torno al Nutri-Score es “inventada”. Esto a pesar de la creciente oposición al sistema que intenta defender. Oposición que también ha marcado el propio ministro de Agricultura, Luis Planas, quien ha expresado su preocupación por las clasificaciones que otorga el Nutri-Score. Continuar desestimando estas acusaciones, que hasta han sido reconocidas como “agujeros” por los propios creadores del Nutri-Score, solo hará que España pierda el tiempo y la oportunidad de poner en marcha un verdadero cambio. Un sistema que realmente sirva como una herramienta de salud pública para la promoción de dietas saludables.
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