Las fuerzas de seguridad localizaron más muertos en dos lugares distintos situados en un área remota de la provincia de Maguindanao, y cerca del sitio donde el lunes aparecieron los cuerpos sin vida de 24 personas del grupo que fue secuestrado ese mismo día, indicó el jefe de la Policía regional, Josefino Cataluña.
El director de la Policía, Jesús Verzosa, viajó a la zona para ponerse al frente de la investigación, que arrancó con la destitución de un oficial y varios agentes del cuerpo implicados en la matanza llevada a cabo por el clan encabezado por Andal Ampatuan, gobernador de la provincia.
Cientos de policías y soldados fueron desplegados para detener a los asesinos y evitar una ola de venganzas en Maguindanao y la provincia vecina de Sultan Kudarat, feudos de los dos clanes cuya rivalidad desató la matanza, y en respuesta, la decisión del Gobierno de declarar medidas militares excepcionales.
Tanto en Maguindanao, controlada por el clan de los Ampatuans, aliado del Gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, como en Sultan Kudarat, plaza fuerte del clan de los Mangudadatu, considerado cercano al rebelde Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), y también en la ciudad de Cotabato, el Ejército ha sido autorizado a imponer el toque de queda y registrar viviendas sin mandamiento judicial.
“Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional tienen ordenes de ejecutar todas las medidas previstas por la ley y la Constitución para prevenir y abortar los incidentes de violencia en las áreas mencionadas”, según el decreto de estado de excepción.
El lunes por la mañana, unos cien hombres armados secuestraron a más de cuarenta civiles de una caravana electoral que iba a presentar la candidatura a gobernador provincial de Ismail Mangudadatu, quien le quiere disputar el puesto al poderoso Andal Ampatuan, un "datu" o jefe tribal musulmán temido en todo el sur de la isla de Mindanao.
Los pistoleros huyeron luego hacia las montañas, y poco después, los militares que salieron en su persecución hallaron un total de 24 cadáveres, al menos 21 de ellos decapitados o mutilados, incluidos los de mujeres que presentaban signos de haber sido violadas.
IDENTIDAD DE LAS VÍCTIMAS
Entre los muertos figuran varios abogados especializados en derechos humanos, varios periodistas locales y la mujer y dos hermanas de Mangudadatu, quien acusó al líder del clan rival de haber ordenado la matanza, según relataron los cuatro rehenes que lograron escapar de sus captores.
“Todo había sido preparado con antelación, incluso habían cavado un hoyo para enterrar los cuerpos”, explicó Mangudadatu.
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