Andalucía se preparaba en marzo de 2020 para afrontar sus meses grandes, cuando el estallido de la pandemia hizo que se cancelaran fiestas, ferias, festejos o cultos religiosos y que los andaluces se quedaran sin capirotes, ni faralaes... y millones de euros en pérdidas.
La suspensión de todas y cada una de las ferias, verbenas o celebraciones religiosas hasta en el pueblo más recóndito de Andalucía ha supuesto no solo la pérdida de rasgos de identidad de los andaluces, sino la merma de riqueza y empleo aparejado a estos eventos.
El principal ejemplo radica en la Semana Santa de Sevilla, la más significativa de la región y que mueve en torno a unos 400 millones de euros en sectores que van desde las flores, bandas de música, atuendos de nazarenos, así como el sector de la restauración y hoteleros al ser una temporada alta para el turismo en la ciudad.
En este sentido, quizás el sector de la flor y la planta ornamental de Andalucía haya sido el que más daño ha sufrido al prever unas pérdidas de 270 millones de euros esta campaña al haber sido excluido de las actividades esenciales.
Pero tras la suspensión de toda la Semana Santa andaluza llegó la cancelación de las feria de las capitales de provincia, desde la de Sevilla en abril, que se celebraba de forma ininterrumpida desde 1847 y tiene un impacto económico de 830 millones de euros en la ciudad, hasta la de Jaén en octubre, la última que tradicionalmente se celebra en la región.
El Mayo Festivo de Córdoba, que genera un impacto económico superior a los 160 millones de euros, también se canceló por completo y solo en octubre, en plena época otoñal se pudieron contemplar de forma excepcional algunos patios.
Las ferias taurinas también quedaron arruinadas y con ellas se esfumaron cerca de los 34 millones de euros que supone la tauromaquia para Andalucía, mientras que el circo contemporáneo, cuya temporada fuerte se extiende de marzo a septiembre, ha visto mermado el 80 por ciento del trabajo de todo un año.
Verbenas populares y romerías, algunas tan antiguas como la dela Virgen de la Cabeza, en Andújar (Jaén) o la de la Virgen del Rocío también sucumbieron a la pandemia, lo que supuso un importante varapalo económico no solo para la provincia de Huelva, en el caso de la de la Blanca Paloma,, sino para el conjunto de Andalucía, ya que mueve cada año algo más de 100 millones de euros.
Y todas estas fiestas de primavera llevan puestas un traje de "gitana", que este año se ha quedado en el armario y ha supuesto un varapalo importante para el sector de la moda flamenca, que ha visto esfumarse un año con buenas perspectivas de ventas.
La suspensión por la crisis sanitaria del coronavirus y toda su actividad quedó en suspenso justo al inicio de su temporada alta, en la que factura el 80 por ciento del negocio de todo el año y que sigue en situación de incertidumbre por los que pueda pasar el próximo año.
Aunque la situación epidemiológica en Andalucía mejore con el paso de los meses y se inicie con el año nuevo la vacunación de la población, las autoridades sanitarios siguen recomendando que no se celebren eventos masivos hasta lograr la inmunidad de rebaño, que se estima en el 70 por ciento de la población y que no llegaría hasta verano.
Sevilla ya ha anunciado la cancelación de la Feria de Abril de 2021, Córdoba está "repensando" el Mayo Festivo y Cádiz contará con un carnaval totalmente diferente con la suspensión del tradicional concurso de coplas en el Teatro Falla, pero será la Semana Santa la que marque el pulso de lo que supondrá el próximo año.
A falta de la tomar la decisión final, que atañe a las instituciones eclesiásticas, toda apunta que no habrá tampoco procesiones en Andalucía en 2021, lo que supondrá que por segundo año consecutivo los andaluces vuelvan a perder parte de su alegría y devoción.
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