“Yo he preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado” (Silvio Rodríguez).
El invierno es un hecho irreversible; la tercera ola del coronavirus, una verdad axiomática; la vacunación a partir del domingo, el mejor regalo de No- Reyes; y el sorteo de lotería de mañana -¡Ay, Gordo, qué falta nos hace tu abrazo entre tanto desamparo!-, una ITI sin pajolera idea. Cuesta un mundo aceptar que la insignificancia no se adquiere, sino que se lleva de serie, que forma parte de nuestro ser desde el preciso instante en que, conscientes del ostracismo a que nos someten, lo aceptamos sumisamente, sin rebelarnos contra nuestra puñetera suerte. No tiene mérito alguno salir a la calle, por miles, reclamando una discriminación positiva que sale gratis pedirla pero que no tenemos reaños de arrancarla. Seamos sinceros, tenemos lo que nos merecemos: políticos que no saben defender nuestros intereses, allá donde les corresponde, y autoerigidos portavoces de la sociedad civil, encantados de reconocerse en medio de la nada. Y así nos va. Comoquiera que las leyes de mercado nos condenaron –per saecula saeculorum- a ser granero y coto de caza, infatigables proveedores de materia prima y solaz de desconexión y sosiego, nadie desde las alturas entendió prioritarias ni la modernización de nuestras infraestructuras ni la modificación de nuestro modelo productivo. Por eso, en efecto, nos aferramos al sueño de la ITI como a un clavo ardiendo, aunque nadie nos haya explicado, a ciencia cierta, de qué va la vaina.
Resulta descorazonador que, pese a la zapatiesta montada con la ITI de Jaén, a resultas de morrocotudas dejaciones de funciones, ni los partidos políticos gobernantes en Madrid y Sevilla (garantes de su seguimiento y coordinación a través de sus respectivas direcciones generales de Fondos Europeos), ni la Diputación (que pondrá en marcha, en enero, por fin, la Oficina Técnica de la ITI), ni la UJA y el Plan Estratégico (‘templos’ autóctonos del conocimiento, integrantes de la Comisión de Participación de la ITI de Jaén), hayan sido capaces de organizar unas jornadas públicas que contribuyan al esclarecimiento de las peculiaridades de un instrumento normativo y financiero de la UE diseñado para apoyar un conjunto de acciones integradas en el marco de los Fondos EIE (Fondos Estructurales de Inversión Europeos). Es decir, la ITI, en sí, no es un programa de ayudas, sino una herramienta ideada para armonizar todas las iniciativas europeas tendentes a dar respuesta a las carencias estructurales de una zona concreta, provocando un mejor resultado con la misma cantidad de inversión pública. La ITI de Jaén parte de la programación vigente, en el marco de los programas cofinanciados, sin suponer una carga adicional para los presupuestos europeos, españoles y andaluces, y los compromisos de inversión que se establecen son de carácter meramente estimativo.
Con todo, el total de aplicaciones financieras dedicadas por los Programas Operativos (FEDER, FEADER y FSE) a la ITI de Jaén ascienden a un total de 443.027.755€, correspondiendo 359.680.321€ a ayudas europeas. Programas Operativos Plurirregionales, 220,1 millones de euros, a cargo del Estado, y Programas Operativos Regionales, 222,9 millones de euros, que debería impulsar la Junta. La abstracción administrativa de la ITI 2014-2020 empezó a concretarse en Jaén a finales de 2019. La secretaría de la ITI de Jaén, desempeñada por la Subdirección General de Programación y Evaluación, adscrita a la Dirección General de Fondos Europeos del Ministerio de Hacienda, es la encargada de recibir la información necesaria para realizar el informe de ejecución anual de la ITI de Jaén. Todo lo que hemos visto publicado sobre la supuesta ejecución anual de la ITI de Jaén no está referido a 2020, sino a 2019, y se trata de meras cuadraturas contables sobre el sufrido papel. Por tanto, ¿se ha perdido algo que tuviéramos ya financieramente consolidado? De llegar las justificaciones del Ministerio a Bruselas, en tiempo y forma, ¿no podría invertirse lo reservado, más tarde, si en enero empieza a funcionar la oficina técnica en Diputación? ¿Dispondríamos de ese monto, incluso multiplicado por dos, con los mismos programas plurianuales para el periodo 2021-2027?
Convengamos que Jaén, no obstante, sea reino de Babia o república de Inopia -representantes, al margen-, merece bastante más de lo que le dan. Viva Jaén, pues. Y viva el Jaén, FS, ‘Paraíso de Interior’, cuyas glorias justifican el ‘Olivo Arena’. Y que viva Amancio Ortega y su Zara de Linares, que se resistirá a morir después de las rebajas de enero, como en 1995 hiciera Santana por muy certificada que estuviera, ya por entonces, su defunción. Y que viva hablar de cosas imposibles, porque de lo posible, especialmente aquí, maldita sea, se sabe demasiado.
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