La vicepresidenta de la Comisión de Industria, Investigación y Energía en el Parlamento Europeo, Lina Gálvez, ha destacado que la resolución adoptada por la Eurocámara para atraer industrias al continente como prioridad en los Fondos Comunitarios: Periodo 2021-2027 puede servir a Andalucía para "alejarse del monocultivo del turismo, apostar por la innovación y, sobre todo, atraer inversiones", y para lograrlo "el gobierno andaluz se tiene que mover muy bien".
Así se ha posicionado en declaraciones a Europa Press sobre la resolución adoptada por el Parlamento Europeo la semana pasada en la que se pide a la Comisión Europea que haga una revisión en 2021 de la referida estrategia por la pandemia y tenga en cuenta los problemas y carencias identificados durante esta crisis, como fomentar la relocalización de producciones estratégicas.
Elegida como europarlamentaria por el PSOE como independiente, Gálvez argumenta que en el siglo XIX Andalucía tenía unos niveles de industrialización altos y se ha ido perdido desde entonces, sobre todo en el siglo XX. Aunque "es cierto que las sociedades ricas se han ido desindustrializando en general", a la región "no le tocó la mejor parte del reparto dentro de España".
Así pues, aunque asegura que en las últimas décadas "se han hecho esfuerzos y se ha conseguido avanzar en algunos sectores", como el aeroespacial o en la producción de energías alternativas, este criterio en los Fondos Comunitarios puede ser aprovechado por la comunidad autónoma.
"Lo que tenemos que hacer es seguir avanzando y no perder lo que teníamos", afirma, antes de subrayar en este sentido que "sería algo muy serio que Abengoa dejara Andalucía", por ejemplo.
Otro caso sería el sector aeroespacial, con presencia en la región a través de Airbus en Cádiz y Sevilla, y la industria auxiliar que lo acompaña. Gálvez asegura que en la región se hacen "muchas cosas muy avanzadas", como componentes de satélites, y en ese sentido también están "por un mal momento".
Así pues, la europarlamentaria ve en los proyectos que se presenten a la UE para captar fondos una oportunidad para "alejarse del monocultivo del turismo, apostar por la innovación y, sobre todo, atraer inversiones, y en eso el gobierno andaluz se tiene que mover muy bien".
No obstante, ha ahondado en que la administración autonómica tiene que ser capaz de trabajar con los agente sociales (sindicatos y empresarios) para presentar los proyectos, pues "no son solos de la administración, aunque sí tiene que hacer ese papel de coordinación".
"NINGÚN DOCUMENTO" DE LA ESTRATEGIA DE LA JUNTA
La Junta de Andalucía aprobó en noviembre de 2019 la formulación de la Estrategia para la Transformación Económica de Andalucía (ETEA) 2021-2027, un instrumento de planificación del desarrollo regional para dicho periodo dirigido a avanzar en la convergencia con Europa.
Gálvez ha lamentado que de esta estrategia no conoce "ningún documento", a pesar de que queda apenas un mes para empezar ese periodo, y ha reclamado a la Junta un "algo transversal que ponga a todas las consejerías a trabajar en un único objetivo" para buscar "proyectos tractores" y que impliquen distintos sectores.
Ha pedido trabajar en la capacitación digital de la mano de obra en particular, pero en general de toda la población; en las "desigualdades" existentes a través de la educación; y en la cualificación en el empleo con la Formación Profesional (FP) estándar y la Dual.
PRIORIDADES
Según concreta el Ministerio de Hacienda de España en un documento en web sobre los Fondos Comunitarios, la UE ha fijado cinco prioridades: lograr una Europa más inteligente mediante la innovación, más ecológica, más conectada con un transporte estratégico, que "haga realidad el pilar europeo de derechos sociales" y que sea "más cercana a los ciudadanos y que respalde estrategias de crecimiento de gestión local".
En la resolución aprobada por el Parlamento Europeo, se pide a la Comisión que las revise y tenga en cuenta medidas concretas para "atraer industrias" a Europa y "aumentar, fortalecer y fomentar la relocalización" de producciones estratégicas, para evitar riesgo de desabastecimiento en momentos de crisis como ocurrió, por ejemplo, con la falta de mascarillas en los primeros meses del coronavirus en Europa.
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