La pandemia ha borrado la sonrisa del rostro del personal sanitario, oculto tras la mascarilla, y ha cerrado las puertas de las instalaciones hospitalarias a magos y payasos que visitaban a los pequeños ingresados para hacerles más llevaderas sus estancias entre goteros. “Estoy deseando volver a actuar para ellos, pero me temo que hay que olvidarse durante meses”, lamenta Beatriz Garrido, actriz e ilusionista que dejaba con la boca abierta una vez al mes a su audiencia infantil en el hospital de Jerez y aliviaba a las familias de la ansiedad por la salud de los niños durante un buen rato hasta la irrupción del Covid-19.
La Fundación Abracadabra, a la que pertenece Garrido y presente también el hospital Puerta del Mar, en la capital, y, ocasionalmente en el de Puerto Real y San Carlos, en San Fernando, organizó un festival de magia online durante el confinamiento como alternativa a la actividad presencial. Almudena Fernández, coordinadora de proyectos de la entidad, señala que el uso de las nuevas tecnologías es una buena opción para retomar el programa, pero “muchos hospitales están reorganizándose y no han reclamado el servicio telemático”, como en el caso de Cádiz.
Sin embargo, la fórmula tiene demanda en otras provincias andaluzas. Esta semana, la Fundación Theodora formalizó un nuevo convenio de colaboración con el Clínico San Cecilio de Granada. “Antes de la crisis sanitaria acudíamos a una treintena de centros en toda España y ahora atendemos de forma personalizada con videollamadas a menores y sus familias en50”, explica Mar Somoza, directora de comunicación de la entidad. En Andalucía, el Doctor Sonrisa se ha incorporado a las plantillas de cuatro hospitales más desde marzo; ya son siete en total.
“No podíamos visitar a los niños por la emergencia sanitaria pero teníamos claro que justo ahora es cuando más lo necesitaban, porque no solo sufrían el ingreso, sino, además, se han visto sometidos al aislamiento”, afirma.
La fundación ideó el Programa Vivir (Visitas Virtuales para los niños y niñas hospitalizados), que permite a los padres y cuidadores de los menores ingresados reservar cita con uno de los artistas con un mensaje de whatsapp. El niño recibe una videollamada de unos 15 o 20 minutos de duración adaptada a su edad y situación en la que disfruta de actuaciones musicales, cuentos, juegos, trucos y humor. El servicio es totalmente gratuito y solo hace falta un móvil o cualquier otro dispositivo electrónico y conexión a internet.
Somoza remarca que el equipo de profesionales de la organización cuenta con amplia experiencia profesional y recibe, asimismo, formación psicosanitaria. “Seguimos un exigente proceso de selección y calidad en casa una de las actuaciones, respetando siempre los protocolos de cada hospital”, añade.
La fundación esta recuperando ya programas presenciales concretamente en Madrid y Cataluña, donde han retornado con Capaces de sonreír a los centros de educación especial y a los quirófanos, para acompañar a los pequeños antes y después de sus operaciones. Pero la directora de comunicación asegura que el Programa Vivir ha llegado para quedarse por la buena acogida y porque las nuevas tecnologías permiten multiplicar la presencia del Doctor Sonrisa en más habitaciones.
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