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Las olas de calor de los últimos tiempos no tienen precedentes en más de 250 años

Un grupo internacional de científicos del clima ha realizado un estudio utilizando datos de anillos de árboles

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  • Calor. -

Un grupo internacional de científicos del clima ha realizado un estudio utilizando datos de anillos de árboles, que ofrecen una visión de los climas regionales anteriores a los registros meteorológicos modernos, con el que desarrollaron registros de olas de calor y humedad del suelo que sugieren que los últimos años consecutivos de altas temperaturas récord y sequías no tienen precedentes en más de 250 años.

Según los hallazgos del estudio, publicado en la revista 'Science', las altas temperaturas récord en la región de la meseta semiárida de Mongolia se aceleran por el secado del suelo y, en conjunto, estos cambios están magnificando la disminución del agua del suelo, de modo que pronto puede volverse tan estéril como partes del suroeste de Estados Unidos debido a un "círculo vicioso" de olas de calor.

"El resultado --explica el coautor Deliang Chen, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia-- son más olas de calor, lo que significa más pérdidas de agua del suelo, lo que significa más olas de calor, y no podemos decir dónde podría terminar esto".

Cuando el suelo está húmedo, la evaporación enfría el aire en la superficie. Sin embargo, cuando el suelo ya no tiene humedad, el calor se transfiere directamente al aire. En su artículo los autores afirman que en los últimos 260 años, solo las décadas recientes "muestran una anticorrelación significativa entre la frecuencia de las olas de calor y la humedad del suelo, junto con una disminución radical en la fluctuación de la humedad del suelo".

Los científicos señalan que una serie de olas de calor recientes en Europa y América del Norte revelan la conexión con el aire cercano a la superficie y la humedad del suelo y sugieren que "el clima semiárido de esta región ha entrado en un nuevo régimen en el que la humedad del suelo ya no mitiga la temperatura anormalmente alta del aire".

Los lagos de la meseta de Mongolia ya han experimentado reducciones rápidas. A partir de 2014, investigadores de China habían documentado una disminución del 26 por ciento en la cantidad de lagos de más de un kilómetro cuadrado de tamaño, con reducciones promedio aún mayores en el tamaño de los lagos más grandes de la región.

"Ahora estamos viendo que no son solo grandes masas de agua las que están desapareciendo --alerta el autor correspondiente Jee-Hoon Jeong, de la Universidad Nacional de Chonnam, en Corea del Sur--. El agua del suelo también se está desvaneciendo".

"Esto puede ser devastador para el ecosistema de la región, que es fundamental para los grandes herbívoros, como ovejas salvajes, antílopes y camellos --añade Peng Zhang, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Gotemburgo--. Estos asombrosos animales ya viven en el límite, y estos impactos del cambio climático pueden expulsarlos".

El coautor Jin-Ho Yoon, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Gwangju (Corea del Sur), señala que los cientos de años de datos sobre los anillos de árboles ponen de manifiesto que la confluencia del aumento de las olas de calor del verano y las sequías graves son únicas en el contexto de los últimos 260 años.

El coautor Hans Linderholm, de la Universidad de Gotemburgo, apostilla que los árboles utilizados en el análisis parecen "sentir" las olas de calor a lo largo de su vida. "Los árboles de coníferas responden fuertemente a temperaturas anormalmente altas --añade--. Al examinar sus anillos de crecimiento podemos ver su respuesta a las recientes olas de calor y podemos ver que no parecen haber experimentado nada como esto en sus larguísimas vidas".

Los anillos de los árboles examinados en el estudio se recogieron principalmente de la meseta de Mongolia, lo que sugiere que el aumento de calor está afectando a las plantas incluso a grandes alturas.

Daniel Griffin, del Departamento de Geografía, Medio Ambiente y Sociedad de la Universidad de Minnesota, que no participa en este estudio pero ha revisado el documento, apunta que la perspectiva a largo plazo de estos registros de anillos de árboles ilustra una imagen matizada del clima cambiante ahora está afectando a grandes franjas de la región interior de Asia oriental.

"Una cosa es reconocer que las condiciones climáticas "normales" están cambiando. Sin embargo, lo que más me preocupa es pensar en los eventos extremos del futuro: ¿hasta qué punto pueden llegar a ser severos? --se pregunta Griffin--. Y si la "nueva normalidad" es extremadamente caliente y seca para los estándares históricos, entonces los extremos futuros pueden ser muy diferentes a todo lo que se ha visto anteriormente".

Si bien se observan tendencias más cálidas y más secas en Europa y Asia, Mongolia y los países circundantes son particularmente interesantes para los científicos del clima porque esta región del interior del Asia oriental tiene un vínculo muy directo con las circulaciones atmosféricas globales.

"Las ondas atmosféricas de verano tienden a crear un patrón de crestas de alta presión alrededor de Mongolia que puede persistir durante semanas, desencadenando olas de calor --explica el coautor Simon Wang, de la Universidad Estatal de Utah, en Estados Unidos--. El clima cálido está amplificando estas ondas atmosféricas, aumentando la posibilidad de que ocurran altas presiones prolongadas o intensificadas sobre Mongolia y esto también puede tener ramificaciones en todo el hemisferio norte".

"Tal fuerza atmosférica a gran escala se amplifica aún más por las interacciones locales con la superficie terrestre --añade el coautor Hyungjun Kim, de la Universidad de Tokio, en Japón--. Es posible que ya haya ocurrido un problema aún peor en el que se desencadena un ciclo de retroalimentación irreversible y está acelerando la región hacia un futuro más cálido y seco".

De hecho, los investigadores han observado que las recientes olas de calor han llegado con aire aún más seco y caliente, bajo la cresta reforzada de alta presión, que las olas de calor del pasado.

El equipo de investigación encontró que la concurrencia de calentamiento y secado parece acercarse a un "punto de inflexión" y es potencialmente irreversible, lo que puede llevar a Mongolia a un estado permanente de aridez.

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