Cuando en septiembre de 2019, el pastelero Jorge Payán, de 33 años, inauguraba La Tartería Jerez, una cafetería en Divina Pastora, ni se le pasaba por la imaginación todas las piedras que iba a encontrarse en el camino para que su negocio empezara a andar. No le había dado tiempo casi de aterrizar cuando una inundación le reventó el suelo del establecimiento, después vino otro problema con una tubería...pero a la tercera no fue a la vencida. ¿O sí?La tercera fue la declaración del estado de alarma, una situación excepcional y dramática para muchos empresarios a la que este jerezano le ha dado la vuelta logrando incluso ampliar la plantilla para responder a la demanda de pedidos.
“Entre una cosa y otra, al final podría decirse que estamos en activo desde el 2 de febrero”, explica a este periódico. La normalidad duró poco tiempo, el suficiente para que empezara a plantearse un cambio de formato a la hora de ofrecer minitartas y darle una vuelta de tuerca más a las meriendas tradicionales. Fue casi automático. Llegó el confinamiento y al día siguiente, el 16 de marzo, empezó con el servicio a domicilio. Sólo en el confinamiento repartió más de 200 tartas.
“Fue el mejor acierto”, señala, tras haberse hecho con una clientela que le hace una media de entre 18 y 20 pedidos diarios, a la que suma la que va presencialmente a su terraza cada día, ahora hasta las seis de la tarde. Una cifra que no se plantean superar para garantizar que la calidad y el buen servicio funcionan igual tanto in situ como en los hogares. “Tenemos muchos pedidos pero para nosotros lo primero es la calidad y que el cliente lo disfrute como si estuviera en la cafetería, es decir, que el café y el gofre, por ejemplo, lleguen calientes”. La tercera premisa es el precio económico, para lo que han lanzado menús especiales de 5,95 y que llevan a casa gratis por un pedido mínimo de 10 euros, cobrando un euro si no se supera esta cantidad, y con tiempos de espera de no más de media hora.
Después de lanzar minitartas de hasta 20 sabores y otros dulces en pequeño formato, la acogida ha sido tan buena que ha tenido que contratar a tres personas más. “Hemos pasado de tres empleados a una plantilla de siete conmigo. Ahora tenemos a un chico que nos ayuda en el obrador por la mañana, y el resto están para los pedidos de la cafetería y el servicio a domicilio. Tenemos tres repartidores propios"m detalla.
También están teniendo muchos encargos de tartas completas. Y es que en el contexto actual no hay excusa para endulzarse la vida, aunque tengamos que quedarnos en casa y ellos tengan que echar el cierre a las seis, si bien los servicios de entrega se realizan hasta las ocho. Unas limitaciones de horarios que entraron en vigor este martes y que también nota en la actitud de los clientes. “Ahora vienen a tomarse café, antes disfrutaban más de la merienda, no tenían prisa alguna”.
Lo que tiene claro este profesional es que la situación actual supone una “buena oportunidad” para que el servicio a domicilio “se quede” y no se limite a esta coyuntura, ni a la comida rápida. Este emprendedor lo tiene claro: “O te reinventas o te quedas en casa llorando y pidiendo; hay que darle una vuelta y siempre se puede hacer algo”, indica. En el otro extremo están las cafeterías que han decidido cerrar al menos estos quince días de restricciones.
Menús a domicilio y flamenco al aire libre
En pleno corazón de Santiago, en El Rincón del Chiri, donde los desayunos son su fuerte, se han adaptado a los nuevos tiempos sin perder su esencia, apostando por un menú a domicilio por 11 euros y por el flamenco en directo “porque el arte me llama y por eso tenemos un espectáculo diario a las 15.00 horas en un tablao al aire libre y con aforo limitado”, señala Vanesa García, propietaria del local, donde también tienen ofertas si encargan el menú de lunes a viernes para premiar la fidelidad a la clientela.
La cocina más elaborada también ha ampliado sus miras adaptando su carta para llevar a casa. Es el caso de los Hermanos Grimaldi, un servicio que ahora podrán continuar a puerta cerrada desde las seis de la tarde y hasta las 22.30 horas tras las modificaciones realizadas en el BOJA para los establecimientos de hostelería.
En el Hontoria Garden también tienen claro que “si hay que adaptarse, nos adaptamos” y desde comienzos de mes tienen servicio de recogida con promociones regulares de sus platos más demandados en las que premian a los primeros diez pedidos.
Cerca de este enclave, en Val de Pepe, también tienen comida para llevar todos los días, inclusive los fines de semana, para asegurarse que su clientela fiel no echa de menos sus sabores a la hora de las cenas o para los que prefieren reservarse y salir a la calle lo menos posible hasta que la situación mejore. En todos ellos, además de la adaptación, resuena otro mensaje: el de la solidaridad para que el café o la sobremesa no se eternice y vayan dando salida a las mesas para los nuevos clientes.
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