El aterrizaje forzoso del Aeropuerto de San Pablo como consecuencia de la pandemia no ha frenado ni las inversiones ni los proyectos que estaban previstos. Esta pasada semana, el aeropuerto ha puesto en servicio la nueva zona de llegadas internacionales del edificio terminal. Frente a este espacio, se encuentra el aparcamiento P1, un parking de estancia corta y media de cinco plantas de altura. Es el estacionamiento más grande de los que tiene el aeródromo.
San Pablo ha adjudicado a la empresa Aeropuertos Obra Civil S.A Sertec Ingenie y obras S.L. un contrato de más de 900.000 euros con el que se harán dos actuaciones. En primer lugar, se ejecutarán reformas en las dos últimas plantas del aparcamiento (650 plazas de las 1.995 que tiene el P1) para “optimizar la instalación con actuaciones como la mejora de la red de drenaje”, explican fuentes del aeropuerto.
Estas obras serán “aprovechadas para instalar un sistema de control de ocupación que ofrecerá al usuario información en cada planta sobre las plazas disponibles, de modo que le evitaremos dar vueltas” buscando un aparcamiento. El plazo de ejecución de esta intervención es de un año (octubre de 2021), según la información disponible de la adjudicación pública. El aeropuerto recibió tres ofertas para este proyecto, que se ha resuelto optando por aquella que presentaba una mejor relación calidad-precio.
La dirección de San Pablo ya anunció en junio, tras levantarse el primer estado de alarma por la pandemia, que redoblaría esfuerzos en proyectos estratégicos para el aeropuerto, como las obras de la nueva terminal y de la estación eléctrica, valoradas en más de 33 millones de euros.
En total, las inversiones en obras suman más de 60 millones de euros entre la reforma y ampliación del edificio terminal y la central eléctrica y el recrecido de la pista de vuelo (acabada en febrero, pero que entraba dentro del plan de inversiones del aeropuerto hasta 2021). Todas estas infraestructuras estaban pensadas para atender el volumen creciente de pasajeros en Sevilla. Hasta que llegó la pandemia.
En un contexto de máxima incertidumbre, los gestores de San Pablo no ocultan que cualquier previsión de recuperación queda supeditada los rebrotes, a la recuperación de la confianza de los turistas y a su capacidad económica. Metidos de lleno en una segunda ola de la pandemia, y con toda Europa aprobando restricciones duras para contener la curva imparable de contagios, retomar el vuelo en San Pablo también se ralentizará.
En septiembre, el número de pasajeros cayó un 73,6% con respecto al mismo mes del año anterior. En la comparativa de operaciones (vuelos), la caída fue de un 40%, hasta situarse en algo más de 3.300. En el acumulado anual, hasta septiembre, la pérdida de pasajeros fue superior a un 64%. En las operaciones, el descenso fue de un 45,5%. El aeropuerto ha invertido más de 200.000 euros en su plan de recuperación operativa, que ha consistido en la instalación de mamparas, dispensadores de geles y cámaras termográficas, entre otras medidas.
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