La reunión, que acoge la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hasta mañana, comenzó con la aprobación de una declaración conjunta y con las intervenciones del papa Benedicto XVI y de líderes políticos, como los presidentes de Chile y Brasil, Michelle Bachelet y Luiz Inácio Lula da Silva, respectivamente.
Cumpliendo con el principal objetivo con el que se llegaba a la cita, los participantes en la cumbre dejaron claro que su primera preocupación sobre seguridad alimentaria para los próximos años es llegar a reducir a la mitad para 2015 la cifra de más de mil millones de personas que actualmente padecen hambre.
En el punto de mira de los países se encuentra además la necesidad de aumentar en un 70% la producción agrícola para 2050 para alimentar a una población mundial que superará los 9.000 millones de personas, combatiendo además el cambio climático.
Según reza la declaración conjunta de la cumbre, pretenden llevar a cabo un cambio de rumbo en la “tendencia a la disminución de la financiación nacional e internacional para la agricultura, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural en los países en desarrollo”.
Sobre estas ayudas económicas hablaron Bachelet y Lula, quienes plantearon en Roma un discurso con líneas generales muy parecidas y que exige que, ante la crisis económica, no se deje a un lado la lucha contra el hambre, para cuya erradicación hace falta ese dinero utilizado por los gobiernos en el colapso financiero.
“Frente a la amenaza de un colapso financiero internacional, causado por la especulación irresponsable y por la omisión de los estados en la regulación y la fiscalización del sistema, los líderes mundiales no han dudado en gastar cientos y cientos de billones de dólares para salvar la caída de los bancos”, dijo Lula.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es