Córdoba

Los Patios de Córdoba muestran su espíritu patrimonial

Se han podido mostrar a los visitantes tal cual son y con el espíritu por el que fueron reconocidos como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2012

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  • Concurso de Patios. -

Tranquilidad, sosiego y respeto. Los Patios cordobeses en este atípico año de pandemia se han podido mostrar a los visitantes tal cual son y con el espíritu por el que fueron reconocidos como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2012, y los visitantes lo han agradecido con una presencia masiva.

"La valoración de esta edición tan especial" que hoy concluye "no puede ser más positiva", según ha señalado a Efe la concejal de Cultura, Promoción y Casco Histórico, Marián Aguilar, quien recuerda que se partía de tener "las puertas cerradas" y se han podido abrir "bajo un formato de turismo seguro".

Aguilar ha señala que Córdoba ha sido "ejemplo a nivel nacional de la propia gestión ante este evento" que ha supuesto para la ciudad "una puerta abierta a la esperanza para devolver un poco del estado anímico".

Además de los cordobeses, las visitas se han nutrido, especialmente, de andaluces, muchos de ellos sevillanos y jiennenses, de murcianos y valencianos, especialmente en el Puente del Pilar, pero se ha notado, y mucho, la ausencia de madrileños, catalanes y vascos.

Así lo han confirmado a Efe tanto el presidente de la Asociación Claveles y Gitanillas, Rafael Barón, propietario del Patio de Pastora 2, como una de las controladoras de la zona de San Lorenzo, María del Mar Torres Priego, que también es titulada en Turismo y asume su primera experiencia en Los Patios.

Según los datos aportados por el Consistorio, hasta el 15 de octubre se han producido 133.679 visitas, de las que 47.175 han sido a Los Patios del Alcázar Viejo, 25.282 se produjeron a los recintos de la Judería-San Francisco, otras 24.459 se llevaron a cabo en la zona de Santa Marina-San Agustín, 16.387 fueron en el entorno de San Lorenzo, 11.152 más se llevaron a cabo en Regina-Realejo y, finalmente, hubo 9.224 en Santiago-San Pedro.

"Ha sido mucho más tranquilo, no se han formado colas como antes y los aforos están mucho más controlados, por lo que los visitantes han tenido tiempo, un cuarto de hora por grupo, para disfrutar sin prisas de todos los rincones y hacer las fotos que han querido", explica la controladora.

También se han podido ver extranjeros. Se han detectado portugueses e italianos y hasta acentos que han recordado el lejano Este de Europa, aunque no se sabe "si son de fuera o viven en España y han aprovechado la ocasión como ha hecho el resto".

Pero la celebración del festival en otoño ha sido algo excepcional y único sin posibilidad de que se repita. Los propietarios no están conformes, salvo los que ya abren sus rutas todo el año.

El esfuerzo es enorme y se ha cobrado alguna que otra "víctima", como ha sido el caso de Marroquíes 6, uno de los más premiados y que en esta ocasión no se ha subido al carro del Festival por la gran cantidad de gente mayor que vive en él y trabajan en su interior y tenían miedo a la pandemia.

De igual forma, ha habido personas que han podido comparar los patios de mayo con los de octubre. "Los han visto diferentes, porque las plantas están más verdes en lugar de coloridas y en mayo se encontraban muchas colas, pero les ha gustado más esta modalidad y están disfrutándolo igual", ha indicado la controladora.

"Yo es que no puedo ser neutral en esto, porque desde hace seis años tenemos la ruta abierta a todo el año y para octubre siempre hemos arreglado el patio tras el verano, limpiando, reponiendo plantas y hemos abierto a la gente y sabía que iban a disfrutar", asegura Barón.

La razón es que se piensa que mayo es mejor que otra época del año por la explosión de aromas y colores de la primavera, "pero fuera de esa época no es peor, sino diferente y es algo que demostramos también con la edición de los Patios en Navidad".

También los cuidadores lo han pasado mejor que en mayo, sin ese estrés que supone el control constante del bullicio en el interior de los recintos y que además se suele trasladar a las plantas, que necesitan sus propios espacios para recuperarse.

Ha estado "todo muy controlado", lo que ha hecho "que la gente tenga más responsabilidad y sea más cuidadosa", estima Barón, quien ha agradecido al Ayuntamiento el haber tenido "la valentía de optar por abrirlos a petición nuestra", ya que "es la única manera de que la ciudad se recupere". 

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