El cerrojazo de Madrid y la proximidad del puente del 12 de Octubre hizo temer al alcalde de San Roque, Juan Carlos Ruiz Boix, un éxodo masivo hacia la localidad. En declaraciones a Radio Algeciras, el primer edil hizo “un llamamiento a la responsabilidad a aquellas personas que proceden de otros puntos de España para que permanezcan en sus domicilios, respetando las medidas de confinamiento por parte del Gobierno de España o de los gobiernos de sus respectivas comunidades”, y recordó que la pandemia se agravó en el municipio como consecuencia de nuevos contagios a causa de desplazamientos de otros puntos del país, especialmente de la capital, en Semana Santa y en los días festivos en torno al Primero de Mayo.
Sin embargo, ningún otro representante público se ha sumado a su petición o ha adoptado medidas extraordinarias de control de movilidad, como durante el estado de alarma y la desescalada, teniendo en cuenta además que dictaminar restricciones drásticas no es competencia municipal.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se limitó a anunciar que se “monitorizarían datos de contagios en las zonas de segundas residencias”, vigilando las estadística con especial atención para actuar ante el más mínimo indicio de rebrote. Y envió un mensaje de afecto a los madrileños en otro guiño más a una región de vital importancia para la Andalucía y la provincia.
El Patronato de Turismo, dependiente de la Diutación de Cádiz, se posicionó en mayo pasado en contra de los mensajes de rechazo al turismo que surgieron tras la declaración del estado de alarma y los traslados al litoral gaditano desde el interior peninsular. Y remarcó que, si bien Andalucía aportó al sector turístico gaditano en torno al 60% de los viajeros registrados en 2019; Madrid, en segundo lugar, supuso el 15,3%.
Pero, más allá de los desplazamientos puntuales, que apenas se han dejado sentir estos días, El Puerto ha experimentado un incremento de la población de en torno a las 4.000 personas desde el inicio de la crisis sanitaria. El alcalde, Germán Beardo, ha valorado este fenómeno como una oportunidad para la ciudad.
“Tengo amigos que darían lo que fuera por estar aquí”, asegura Eugenio Molina, empresario jerezano que reside en la capital de España pero que, gracias al teletrabajo, ha elegido El Puerto para vivir, al menos temporalmente. “Habrá que volver porque solo el 25% de los empleos pueden ejercerse desde casa y la economía sigue estando centralizada”, lamenta, pero entre tanto disfruta de una calidad de vida iniguable.
Enrique Montenegro, informático de una firma, con sede en Barcelona, que distribuye cartuchos de tinta por toda España, se instaló a finales del año pasado, desde Córdoba, con su mujer, que sí es portuense. Con la paternidad reciente estrenada, en plena pandemia, se felicita por su elección. “Teníamos claro que era una buena opción, pero ahora más todavía”, asegura.
Con vivienda en una zona residencial a 150 metros de la playa y a una distancia similar de un pinar, valora la respuesta de la ciudad a la alerta por coronavirus. “Los vecinos han actuado con responsabilidad”, afirma. Pero también señala que el planteamiento urbanísitico, “con todo lo necesario cerca, pero con espacios abiertos”, y la climatología, aportan seguridad. “La temperatura es suave. Ahora en invierno habrá que cerrar ventanas y puertas y eso incrementa el riesgo de contagio. Aquí no es necesario. Es fácil ventilar los espacios cerrados”. El Puerto, concluye, es “aire sano”.
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