El Colegio de Consultores de Asidonia-Jerez se reunirá mañana martes para proceder a la elección de un administrador diocesano que de algún modo cubra el periodo de interinidad existente entre la marcha de José Mazuelos y la toma de posesión del nuevo obispo.
Esta convocatoria confirma que, tal y como se venía comentando, monseñor Mazuelos no simultaneará la administración apostólica de Asidonia-Jerez con su nueva responsabilidad como obispo de Canarias, algo que sí ocurrió cuando Juan del Río asumió el Arzobispado Castrense.
El Colegio de Consultores está integrado por siete sacerdotes: Eugenio Romero, Antonio López, José Palomas, Francisco Fuego, Diego Moreno, Miguel Ángel Montero y Federico Mantaras, que ha ejercido como vicario general de la Diócesis.
La elección precisará de una mayoría de dos tercios. El administrador diocesano debe ser un presbítero de al menos 35 años de edad. Es ordinario de lugar, pero no puede nombrar vicario general ni vicarios episcopales, salva la potestad de delegar para cada caso a los vicarios del anterior obispo para las mismas funciones que desempeñaban.
Debe residir en la diócesis, aplicar los domingos y fiestas de precepto la misa por el pueblo, y se excluyen detalladamente algunas funciones que no puede ejercer, como dar letras dimisorias para la ordenación de diáconos y presbíteros o nombrar y trasladar párrocos, a no ser que haya transcurrido un año desde la vacante, y con el consentimiento del Colegio de Consultores.
Se le prohíbe asimismo destruir o substraer cualquier documento del archivo de la curia diocesana y el acceso al archivo secreto de la misma.
La remoción del administrador diocesano compete a la Sede Apostólica, y si acaso renunciara, no se requiere para la validez que su renuncia sea aceptada por nadie.
En casos excepcionales, y antes de que el Colegio de Consultores elija administrador diocesano, la Santa Sede provee nombrando un administrador apostólico que rija la diócesis en nombre del Papa.
En algunos casos, los administradores diocesanos, luego de un período prudente, pueden ser elevados al rango episcopal, siendo nombrados obispos diocesanos.
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