Durante el juicio, celebrado en el Juzgado de lo Penal número 1 de Getafe, tanto el Ministerio Fiscal como la Abogacía del Estado, que representa al Ministerio de Igualdad, se han ratificado en la pena pedida inicialmente para Antonio Puerta, de nueve meses de prisión.
Neira presenció los hechos que se juzgaban ayer y recriminó entonces a Puerta, quien le golpeó. Al llegar a los juzgados, andando pero con oxígeno, dijo que va a contar al juez lo que presenció, que ha calificado como “una agresión como un pino”.
Precisó que él aún está recuperándose “como puede” de las lesiones que le provocó la agresión de Puerta, que le hicieron estar ocho meses ingresado
Fiscal y abogado también piden para Puerta inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo que dure la condena, privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante dos años y la prohibición de acercarse a una distancia inferior de 500 metros a la presunta víctima de los malos tratos y de comunicarse con ella durante dos años y tres meses.
Tanto la Fiscalía como el abogado del Estado han manifestado que “han quedado plenamente probados los hechos” y que “cualquier otra cosa” distinta al hecho de que hubo una agresión de Antonio Puerta a Violeta Santander “sería negar la evidencia”.
Fiscal y Abogacía del Estado coinciden en que las declaraciones realizadas por Antonio Puerta “difieren de lo declarado en el primer juicio” (celebrado el 3 de agosto de 2008, el día después de la presunta agresión), e “incurre en contradicciones”, por lo que “su testimonio carece de valor”.
En lo referido a la declaración de Violeta Santander, la Fiscalía ha pedido la apertura de diligencias por levantar falso testimonio, al considerar que sus palabras “no se corresponden con la realidad y ha intentado negar la evidencia mostrada en el vídeo” de la grabación en la recepción del Hotel Majadahonda, con la intención de evitar declaraciones que inculpen a Antonio Puerta.
Tras comenzar el juicio, el primero en comparecer fue el acusado, Antonio Puerta, que con gesto tranquilo y voz pausada, negó recordar que Violeta Santander cayera al suelo, ni que la golpeara, y dijo que el suceso no pasó “de un forcejeo para evitar que siguiera hablando por el móvil y una invitación a salir del hotel”.
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