Los adolescentes andaluces ven pornografía por primera vez a los 12 años, mucho más los chicos que las chicas, y más de 7 de cada 10 (el 71,8 %)) la consumen de forma frecuente
Así se desprende del informe "(Des)información sexual: pornografía y adolescentes", que ha elaborado Save the Children para estudiar el consumo de contenidos sexuales entre la población adolescente y su impacto en sus relaciones y su desarrollo.
Este consumo se produce en la intimidad (95,5 % en Andalucía) y en el teléfono móvil y se centra en contenidos gratuitos online, basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad, según las conclusiones de este informe que ha contado con la participación de 1.753 chicos y chicas de entre 13 y 17 años, que han respondido a una encuesta y participado en diferentes talleres.
Se constatan importantes diferencias entre géneros y orientación sexual, ya que mientras el 87,5 % de los chicos afirma haber visto pornografía alguna vez en su vida este porcentaje desciende al 32,6 % en el caso de las chicas (aunque ligeramente más alto entre las adolescentes lesbianas).
Para el 35,8 % de los adolescentes andaluces la pornografía es el único recurso para aprender sobre sexualidad y casi la mitad de las personas encuestadas echa en falta tener más información sobre cuestiones afectivo-sexuales.
El estudio también revela que el 57,8 % de los adolescentes en Andalucía, en su mayoría los chicos, cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales y al 61,3 % le gustaría poner en práctica lo que ha visto.
De hecho, el 45,5 % de los adolescentes andaluces que ha visto contenido pornográfico ha llevado alguna escena a la práctica, según este informe.
Save the Children considera especialmente preocupante que, cuando intentan imitar lo que ven, no siempre solicitan consentimiento previo a su pareja, ya que el 10 % lo ha hecho sin el consentimiento explícito de la pareja y sin que a esta le haya parecido bien.
“El peligro no es que vean pornografía sino que su deseo sexual se está construyendo sobre unos cimientos irreales, violentos y desiguales y creyendo que su consentimiento, sus deseos y preferencias, o los del resto, no tienen por qué ser tenidos en consideración”, advierte Javier Cuenca, director de de Save the Children en Andalucía.
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