Alejandro Merello
Este verano, los que hayan prestado oído al chascarrillo callejero seguramente habrán oído aquello del “si no aportas, aparta”. Una invitación superlativa que esconde más una intención de exclusión que una propuesta a la colaboración. Verán, el “si no aportas, aparta” es semejante al “o conmigo o contra mí”, un subterfugio bajo el que esconder una clara incapacidad para afrontar la responsabilidad personal y la capacidad de obrar.
Esta pandemia, negada por algunos y combatidas por otros en todos los sentidos, ha dejado al descubierto nuestra falta de capacidad para afrontar con solvencia situaciones de excepción. Y nuestros dirigentes tratan de disimular esa falta de capacidad de gestión con un órdago a la grande, no aceptando menos de un cheque en blanco, que les exima de cualquier responsabilidad.
Y esto se manifiesta a todos los niveles. Si fijamos la atención en Madrid, vemos como Sánchez solicita a la oposición un apoyo incondicional a sus presupuestos, escudándose en la importancia de estos para estar en condiciones de cumplir las exigencias de Europa.
Apoyo incondicional, olvidando lo de aportar, para ofrecer sólo el apartar. Y si nos miramos el ombligo, tres cuartos de lo mismo. Ya vislumbramos el final del verano y podemos hacer un balance inicial. Seguramente me incluirán en los límites del “aparta” ¿Qué quieren que les diga?, el afán por alcanzar altas cuotas de popularidad de nuestro gobierno local ha dejado patente sus defectos en gestión.
La ausencia de efectivos de la Policía Local, agudizada por la falta de medios del cuerpo, las deficiencias en el servicio de limpieza, del servicio de seguridad y socorrismo en playas y “los líos” de licencias que iban y venían, no han sido los ejemplos más claros de solvencia política. Y de esos barros, estos lodos.
La ausencia policial que gestionara el descontrol de la pandemia de la que todos hemos sido testigos, se está traduciendo en casos de positivos, más de los que padecimos cuando nos obligaron a quedarnos en casa. Por más que ahora, a toro pasado, nos vendan redadas llevadas a cabo en “macrobotellones” de once coches… Sí, once coches. Si once coches es un macrobotellón, que me expliquen cómo llamamos a los botellones que este verano se han permitido en las inmediaciones del complejo del Soko. Y ahora me dirán: “si no aportas, aparta”. Y, adelantándome a esta invitación a pasar por el aro, les diré que ya me la hicieron una vez, estos mismos, y me aparté… sí, pero de su lado.
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