Septiembre, mes de comienzos. De vuelta a la rutina. Mes de nuevos propósitos y de un ilusionante principio. Mes de también vacaciones para los más rezagados. Pero cuando mencionamos septiembre, verdaderamente todos pensamos en el final del verano. Un verano en el que la mascarilla ha pasado a formar parte de nuestra vestimenta y el gel hidroalcólico nuestro gran aliado para las manos. Y después de disfrutar de la playa, piscina, viajes; en algunos casos y de forma inexplicable, inconscientemente, volvemos a la realidad. Este año, un poco excepcional. Sin saber cómo será la vuelta. Con muchas dudas, muchas preguntas sin respuestas en el aire creando incertidumbre y crispación en el ambiente. A escasos días de comenzar las clases se desconocen cuáles son las medidas a tomar, cómo deberán comportarse los niños y niñas en clase. Y es que parece que la educación es un juego en el que se pasan la pelota entre ellos. Señoras y señores, esto es serio, tenemos una generación en juego. Y el partido más importante aún por disputarse y ni siquiera se conocen las reglas. Por una educación digna, segura y valorada.
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