Una mujer de 54 años ha pasado a disposición judicial investigada por el supuesto abandono de dos perros a los que la Guardia Civil halló famélicos encerrados en una nave de la localidad granadina de Albondón, la cual estaba plagada de pulgas.
Según ha informado en una nota la Guardia Civil, a la mujer se le considera responsable de un presunto delito de maltrato animal por la omisión de los cuidados básicos y elementales de los dos perros de su propiedad.
La patrulla del Seprona de la Guardia Civil de Motril fue alertada por vecinos de Albondón, en la Alpujarra, de la existencia de varios perros en el interior de una nave de esa localidad que al parecer "llevaban encerrados varios meses sin agua ni comida y en pésimas condiciones de higiene".
Desde el exterior de la nave, la Guardia Civil pudo comprobar que se oían ladridos debilitados y roncos de al menos dos perros y además se apreciaba el "fuerte olor putrefacto que salía del lugar donde estaban los animales". Sin tiempo que perder, se iniciaron las gestiones para localizar a la dueña de los animales, que resultó residir en la localidad alpujarreña de Cádiar.
Ante la negativa de la dueña de los animales a facilitar el acceso de la Guardia Civil a la nave, alegando supuestamente que los perros estaban "mejor que las personas y que no les faltaba de nada, los agentes decidieron que no había tiempo que perder para auxiliar a los animales e iniciar diligencias judiciales".
Con la ayuda de un cerrajero, el Seprona de la Guardia Civil de Motril pudo acceder al interior de la nave y el panorama que encontraron fue "desolador". El olor a excremento y a podredumbre acompañaba la visión de dos perros famélicos, desnutridos y sedientos que, "faltos de fuerzas, seguían tumbados y ni siquiera hicieron por salir al encuentro de los rescatadores". La cantidad de pulgas que había en la nave era igualmente evidente.
La inspección del lugar hubo que realizarla tras tratar la zona contra las pulgas. En el interior no se hallaron restos de comida y la poca agua que había se encontraba en un barreño que desprendía un olor a "corrompido" y en la que flotaban cucarachas y otros insectos.
Los dos perros, sin raza y de tamaño mediano, tenían colocado el microchip. Una asociación protectora de la Costa Tropical se hizo cargo de los animales. Tras ser atendidos por un veterinario, el facultativo informó del estado crítico de los animales a causa de la falta de alimento y agua. Posiblemente no hubieran vivido mucho más tiempo si no se hubieran rescatado.
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