Provincia de Cádiz

La provincia de Cádiz, con 2 brotes de Covid, paga el precio de bajar la guardia

Alarma social en Cádiz, con mínimos contagios desde hace semanas por casos en Jerez, Sanlúcar y Rota. Los expertos insisten en apelar a la responsabilidad

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  • Un grupo de personas pasea por la calle Larga, en Jerez, con mascarillas. -
  • En cualquier agrupación humana es previsible que exista una persona asintomática capaz de contagiar entre el 95% de los asistentes

Cádiz es la provincia andaluza con menor incidencia acumulada, 1,69 casos de Covid-19 por cada 100.000 habitantes, y se sitúa entre las que tiene mejores registros en el conjunto nacional, según el último informe del Instituto de Salud Carlos III, con datos de la semana del 20 al 26 de julio. En el ámbito regional, Almería multiplica por 30 los valores anotados aquí; en relación con España, Lleida, lo hace por 200. La evolución de la situación del coronavirus según fecha de diagnóstico elaborada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) muestra un goteo de apenas uno, dos o tres afectados durante cada jornada de buena parte del mes pasado en Cádiz, encadenando hasta tres jornadas seguidas con un cero en el casillero y otras tantas puntualmente.

“No hay una única explicación que explique este fenómeno”, apunta José Manuel Martínez, profesor de Enfermería Familiar y Comunitaria de la Universidad de Cádiz (UCA) y presidente del Grupo para la Investigación en Salud Pública de Cádiz (Gispca). “¿Puede tener que ver la temperatura?”, se pregunta. “No se sabe”, contesta. “También apuntan al viento, la humedad, el tipo de relaciones que mantenemos, pero nada es determinante”, admite.

Pero, aunque no haya un número elevado de contagios, “el virus está circulando”, advierte Luis Calbo, quien fuera jefe del Servicio de Análisis Clínicos y Microbiología del Hospital de Jerez. No en vano, el número de casos por 100.000 habitantes se ha triplicado en las dos últimas semanas en España, parámetro que indica que el riesgo de que la enfermedad reaparezca se ha multiplicado.

La provincia se ha topado con el peligro que entraña bajar la guardia en la nueva realidad. Lo que fue tachado inicialmente como un par de bulos que circulaban por redes sociales, contagios masivos por una fiesta de cumpleaños y en un concierto, acabó convirtiéndose en información oficial, no en los detalles pero sí en cuanto a la gravedad de la situación. Tras un mes sin contagios, Jerez sumó 9 pacientes en solo 48 horas, tras ser sometidos a los test PCR, y el Servicio Andaluz de Salud (SAS) confirmó que investigaba dos brotes en el Área Sanitaria de Jerez al contar doce casos, sumando los nueve de Jerez, uno en Rota y otros dos en Sanlúcar.

“Hay que cumplir con rigurosidad con todas las medidas de prevención higiénico-sanitarias”, subraya Calbo. “Mascarilla, higiene y mantenimiento de la distancia de seguridad”, recita. “No tenemos tratamiento específico contra la enfermedad ni vacuna y aún hay muchas cosas que conocer del virus, por lo tanto, solo podemos cortar las vías de transmisión”, explica.

“El riesgo principal está en los portadores sanos”, agrega. De hecho, según apunta la Comisión de Deontología y Ética del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos, en el documento Recomendaciones ante futuros brotes del Covid-19, difundido esta semana, “en la actualidad en España, según estudios científicos acreditados, solo el 5% de la población es inmune al virus, por lo que en cualquier agrupación humana es previsible que exista una persona asintomática capaz de contagiar la infección entre el 95% de los asistentes”.

El responsable de Gispca apela a la corresponsabilidad y a la solidaridad para hacer frente al escenario que tenemos por delante, tanto a corto como medio plazo, “aunque la letalidad sea bastante baja en la actualidad, por fortuna, y no haya ahora presión hospitalaria”.

“Las decisiones que tomemos no deben estar guiadas por nuestra salud, sino por la de los demás”, afirma. Y hace hincapié en que “individualmente podemos evitar un brote o que un brote se controle rápidamente e incluso minimizar la temida segunda ola de la pandemia”.

“Nos tendremos que acostumbra a vivir de otra manera. Posiblemente deberemos sacrificar libertades individuales en pro de la salud colectiva. Tendremos que ser reivindicativos para exigir a los que nos imponen medidas de seguridad que nos garanticen el acceso a las mismas”, declara el grupo de investigación que preside en un manifiesto que aborda la corresponsabilidad individual pero también la de otros agentes.

Al respecto, hace dos consideraciones personales: “Se están dando situaciones llamativas y paradójicas. Con los miembros de la familia no tenemos cuidado alguno, cuando es justo con quienes más debemos extremar las precauciones. Y, en segundo lugar, caminamos con otras personas por la calle a distancia, con mascarillas, llegamos a un bar y nos sentamos a una mesa y a partir de ahí nos olvidamos de toda la prevención, como si fuera una situación mágica en la que es imposible la transmisión”. 

“Pensamos que hay ciertos problemas que no vamos a sufrir o incluso admitimos que hay opciones de contagios pero que si nos contagiamos, no tendremos problemas”, indica. “La percepción de riesgo es clave”. El grupo de investigación, de hecho, está elaborando un estudio al respecto. “Solo la suerte evitó que la concentración previa al partido que jugaron Cádiz y Fuenlabrada se saldaran sin casos”, advierte.

El texto difundido por Gispca, explica Martínez, también señala a la administración sanitaria, “fragmentada”, que ha permitido la pérdida de recursos en todos los niveles del sistema, especialmente en Atención Primaria y el personal, escaso, se encuentra entre el peor remunerado de Europa. “La tecnología, ni siquiera la más puntera, nunca puede suplir una atención bien dotada en recursos y con competencias acordes con su formación y capacidad”, sostiene.

Por otro lado, el colectivo considera necesaria la corresponsabilidad de la administración educativa ante la brecha social y digital abierta con el estado de alarma, que obligó a suspender las clases presenciales. “Es una constante en la historia que la población más desfavorecida es la que padece las peores y más intensas consecuencias de las pandemias”, sentencia.

Y se detiene especialmente en la implicación de la administración laboral, para combatir la precariedad, garantizar la salud de los trabajadores, su información y formación y los medios de protección. “Los empresarios deben recordar que el valor fundamental de su empresa no son sus activos financieros, sino sus empleados”, remacha.

Por último, Martínez se refiere al importante papel que juegan los medios de comunicación: “Son los máximos responsables de informar a la población, pero a veces lo hacen con información tendenciosa y poco contrastada que nos llevan al desconcierto y a la desinformación, sembrando el miedo o alentando a la despreocupación”.

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