Es una de las miles que se toman al cabo del día, una forma de pasar el tiempo atrapándolo para difundirlo y conseguir el mayor número de pulgares arriba, el premio a la inmediatez. Es un hecho, de las redes sociales alguna cae a las tertulias radiofónicas, a los periódicos, ganándose un lugar en la actualidad, aunque su tiempo no llegue al minuto. La del titular ha sido tan curiosa como peligrosa, así encabezaba el texto antes de mostrarla. A modo de introducción iba preparando el ánimo y los ojos, pues había que buscar un detalle, como el pasatiempo de un antiguo tebeo.
Si la rescatamos, el primer golpe de vista nos sitúa en un bar. Luego observamos dos niveles: en el primero, el barman llena una copa de lo que parece un grifo cervecero. En su actitud solícita y cordial nos espanta verle la mascarilla bajo la nariz, mientras manipula el artilugio sin guantes. Cierto, hay gente que la lleva de pulsera o enganchada en una oreja, gente que ignorando las normas besa y abraza a los otros. Y si esto es para echarse a temblar volvamos a la foto. Por recomendación del tuitero utilizamos el zoom para acercarnos al segundo nivel y descubrir el detalle: un cliente con la mascarilla en los ojos. Unos segundos y reaccionamos pensando en la ocurrencia, en la espontaneidad antes de colocarla en su sitio. Los comentarios incendiaron la Web y fueron escalofriantes, porque la mayoría eran emojis carcajeando.
Se trata de una foto con muchas lecturas y no precisamente chistosas, más aún en este momento, por donde pululan la duda y el desconcierto, momento de bulos y desinformación que desorienta y hace temer. También se aprecia una lectura de denuncia. Los ojos tapados, la mascarilla descolocada, ese antifaz simbolizan lo que realmente está ocurriendo, provocado por cuantos se niegan a cumplir las normas, aludiendo claramente al refrán. Se entiende la hartura, el esfuerzo enorme al encarar el día y un futuro breve, oscuro y a plazos.
Vivimos una situación más incierta cada vez y en lugar de extremar los cuidados, estos grupos se relajan tapándose los ojos. Así no pararemos el virus. Por duro que resulte, peor será perder la vida o ver cómo la pierden los nuestros.
Miremos la foto. Nos recuerda que la responsabilidad cuesta y ser responsable también. Pero merece la pena. Juntos podemos lograrlo. Estamos a tiempo. Ánimo.
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