La riqueza gastronómica y culinaria de Jaén nunca ha pasado desapercibida para nosotros, pero de un tiempo a esta parte el resto de España ha fijado su mirada en restauradores de la provincia merecedores de Estrellas Michelín y Soles de Repsol. Pero son cientos de bares, restaurantes y cafeterías los que hacen de este sector un verdadero placer para los sentidos. Ahora más que nunca vivamos nuestros bares y disfrutemos de sus ofertas y apuestas empresariales. Junto al comercio la hostelería conforma la esencia del sector servicios, primordial para mantener buena parte del empleo en nuestra provincia. Visitar un bar o comer en un restaurante, degustar Jaén, en fin, es mantener vivo nuestro estilo de vida después de dos meses confinados, siempre con todas las medidas de precaución. Nuestra provincia siempre ha presumido de su hostelería, no solo de grandes restauradores, sino de pequeños locales encantadores que jalonan todo nuestro territorio, donde tomarse unas raciones y relacionarse con la familia y los amigos se convierte en un privilegio. Y, sobre todo, un sublime tapeo, que tiene su más alta expresión en ciudades como Jaén y Linares, y que hay que dignificar y cobrar si es necesario.
No debemos olvidar tampoco que la hostelería es el principal canal para que los productos de nuestra tierra, nuestro aceite, nuestros vinos, nuestra ganadería, nuestra huerta, lleguen al mayor número de consumidores, con lo que no solo contribuimos a fortalecer el sector servicios, sino que damos salida a la comercialización de nuestra agricultura y ganadería.
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