La convulsa situación del conjunto de partidos a la izquierda del PSOE-A se ha convertido en el mayor peligro para la futura alternancia en la Junta de Andalucía. La presencia ahora en liza partidaria -electoral cuando corresponda - de Podemos Andalucía, Adelante Andalucía, Primavera Andalucía, Izquierda Unida Andalucía, Izquierda Andalucista, Anticapitalistas, Más País Andalucía, etc., con las alianzas o confluencias que se formen, genera una situación de un exceso de generalato y una tropa más exigua. Se plantea el intento de recomponer una izquierda andalucista, feminista, ecologista y anticapitalista que pueda ser alternativa andaluza, un “sujeto político propio”. Algunos lo prefieren taxativamente sin el PSOE-A, lo que se antoja un intento imposible para construir un gobierno que sustituya al tripartito andaluz de derechas, único hecho novedoso, ignorado en los análisis. En política se puede ser utópico pero nunca ingenuo. Se paga. Pretender gobernar Andalucía desde la izquierda, sin el PSOE-A, es irrealizable. Ignorar el triunfo de la derecha, absurdo.
El discurso es: No gobernar con el PSOE y hacer una izquierda exclusivamente andaluza, desde postulados anticapitalistas, tras“40 años de gobierno socialista en Andalucía y porque la experiencia de cogobierno con IU fue nefasta”. ¿Conseguirá el apoyo ciudadano para formar gobierno? No. Los resultados de la confluencia Adelante Andalucía indican una caída, pese a contar con el sobreentendido de la marca de Podemos más Izquierda Unida. Pero sus líderes no podían acercarse a Andalucía. No eran invitados, sino que eran rechazados por los líderes andaluces de la coalición.
Las fuerzas nacionales -Unidas Podemos- no pueden estar más que en desacuerdo con su desaparición en Andalucía, la comunidad más poblada y con ocho distritos electorales para el Congreso y el Senado. Ni Izquierda Unida ni Podemos pueden aceptar ser borrados del mapa político andaluz por una decisión de una parte de lo que se presentaba como confluencia, por eso apuestan por “una papeleta ganadora”.
Querer construir un partido de izquierdas dando la espalda al gobierno de coalición nacional entre PSOE y Unidas Podemos es una estrategia ciega desde el punto de vista político. Ese gobierno es el gran activo de la izquierda en el periodo de mayor crisis de España. La mejor oportunidad para proteger a los más desfavorecidos y enseñar las cartas de que una salida social de la crisis es posible.
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