Atando Cabos

Honestidad

Los honestos y las honestas no están de moda y puede que ni siquiera sean graciosos, pero los quiero a mi lado cuando la desgracia me visite

Publicado: 24/06/2020 ·
09:34
· Actualizado: 24/06/2020 · 09:34
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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"Dicen” que los refugiados reciben una casa, un empleo y un móvil de última generación. No es de extrañar la envidia que suscitan. También, que este gobierno nos ha conducido a la muerte y las feministas adoctrinan la educación de nuestros hijos. Con estos motivos, ya podemos pedir asilo a Angela Merkel. Ella consultará a sus consejeros, luego a otros consejeros, nos mirará de reojo y luego se partirá de la risa.

!Ay! ¡Qué alegría de bulos, de maraña informativa, de redes sociales que nos ofrecen noticias a la carta! La pólvora no corre tan rápido. ¡Cuánto sabroso chisme! Para qué la verdad, tan aburrida, tan sosa.

La honestidad no es un valor del siglo XXI. No sirve ni para ser supervisor en la UCI. Conocí a un enfermero que en los turnos de noche procuraba ocuparse de todo cuanto surgía para dejar descansar a sus compañeros. Lo hacía por motu propio, no por obligación. Cuando lo nombraron supervisor no duró tres meses. Este es sólo un ejemplo. Esta persona trabajadora y honesta sólo servía para llevar el servicio con equidad y eficacia. Al parecer, no eran los valores imperantes.

La persona honesta no sirve ni para reírle los chistes a sus superiores. Cosa que le hace quedar fatal y que garantiza que será el primero o la primera a quien pondrán en la calle a la primera oportunidad. No vale preguntarse cuál habrá sido tu error, será evidente, nunca habrás invitado a tu jefe o jefa a cenar a tu casa, ni le habrás regalado una botella de whisky de quince años. Los que hacen estas cosas faltan al trabajo con cualquier excusa y no cumplen con su parte del trabajo. Tú nunca fuiste a la fiesta de navidad de la escuela de tu hija, ellos sí y se encerraron en el trastero para llevar sus otros trabajos que le son completamente compatibles.

Un compañero honesto es el primero en llamarte a casa cuando estás enfermo aunque hayas caído en desgracia. No le importan " los satélites" que detectan estas llamadas y las remiten directamente al jefe. Los honestos y las honestas no están de moda y puede que ni siquiera sean graciosos, pero los quiero a mi lado cuando la desgracia me visite, vendrán para que no me encuentre sola.

 

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