Hablillas

Mary Santpere

Así es la comedia, obra dramática con elementos que divierten cuyo final puede ser feliz o no.

Publicado: 22/06/2020 ·
13:51
· Actualizado: 22/06/2020 · 13:51
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Este fin de semana pasado, la dos de nuestra televisión le ha dedicado un documental. A lo largo de su vida, hemos sido testigos de su trabajo, que habrá gustado o no, pero que realizó con vocación y respeto. En sus películas y colaboraciones nos dejó caer su peculiar sentido del humor, envuelto en una seriedad con leve frunce de cejas, estirando de inmediato los labios del espectador. Y es que Mary Santpere hablaba con los ojos. Su altura los hacía semejantes a un faro, vivos, inquietos, abarcando todo cuanto le permitía la mirada, iluminando el rato regalado desde la pantalla. Fueron cuarenta y dos las películas en las que trabajó, siendo en género de la comedia el más cultivado y aunque ésta se relacione con el hecho de hacer reír, a veces pellizca y nos retuerce por dentro.

Así es la comedia, obra dramática con elementos que divierten cuyo final puede ser feliz o no. Lo comprobamos en la única cinta donde la vimos llorar, después de provocar carcajadas sobre el escenario. En Miss cuplé, interpreta a una vedette cuyo novio muere en un accidente poco antes de que ella termine la función. Tragándose las lágrimas canta Soltera y sola en la vida, la realidad que le espera. Una película, como todas las que hizo, concebida para entretener, mostrándonos el mundo de la revista, las carreras en pelo tras el telón de fondo, los comentarios entre cajas. También nos mostró su profesionalidad, la de una actriz que dejó huella en su público y en cuantos personajes interpretó.

Por su dedicación al teatro fue llamada “reina del paralelo”, sin ser guapa ni despampanante. Consciente de su físico, la personalidad le bastó para llegar lejos, como le aseguró su padre. También fue “la gran payasa”, quizás su papel más difícil y menos conocido. En los años setenta fue contratada por el Circo Price de Madrid para luego recorrer nuestra geografía durante un año, la mayoría de las veces con funciones a beneficio de entidades concretas. Cuando estuvo por Cádiz la dedicó a AFANAS y la ciudad le regaló una metáfora respetuosa, pero llena de sentido del humor: anda, le dijo uno que se le cruzó, que eres mas larga que el piropo de un mudo. Años después, ella la recordó durante una entrevista en televisión como lo más curioso que le habían dicho. Y fue aquí, donde volvió años después de rodar La viudita naviera, dejando la imagen del tanguillo bailado con más gracia de la historia. La recordamos como entonces. Y hace casi treinta que el sueño no la dejó despertar durante un viaje de vuelta.

 

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