Absit Invidia

Aguirre-Simón

Nos hemos acostumbrado a la forma de hablar de los políticos. Es artificial, administrativa y evasiva. Está creada para no decir nada y eludir problemas

Publicado: 19/06/2020 ·
17:38
· Actualizado: 19/06/2020 · 17:38
  • Jesús Aguirre. -
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Hay quien dice que los extremos se tocan. Pedro Muñoz Seca, en 1926 en el Teatro de la Comedia, prefirió los extremeños se tocan. La sabiduría popular advierte que las comparaciones son odiosas, y en este caso, ciertamente atrevidas, pero voy a ello. Ahí va: Fernando Simón y Jesús Aguirre, dos tipos que se han colado en las casas de los andaluces durante los últimos meses, son parecidos. ¿Por qué? Porque son dos personas que resultan entrañables. Sí, ambos están en las antípodas. No puede haber dos seres que comuniquen de forma más diferente que ambos, pero, al fin y al cabo, son así. Son naturales. No hay imposturas.

Nos hemos acostumbrado a la forma de hablar de los políticos. Es hueca. Es ambigua. Está creada para no decir nada y eludir problemas. Es un tipo de comunicación artificial, administrativa y evasiva.

Sin embargo, tipos como Aguirre y Simón no eluden ni una sola pregunta. Emanan sinceridad hasta en los gestos de su cara. Cuando escuchas al doctor Simón dan ganas de estrecharle entre tus brazos. Decir públicamente que no le importa que alguien se esté lucrando con la estampación de su cara en bolsas de playa ya es de nota; pero que encima diga que sólo pide a esa persona que dedique parte de sus beneficios por el rostro a alguna ONG, pues ya es la releche.

Fernando Simón bebe agua para no atragantarse con una almendra.

Cuando ves y escuchas al doctor Aguirre -quien estaría a punto de hacer un viaje del Imserso cuando le llamaron para ser consejero- te llevas las manos a la cabeza. Lo primero que piensas es en cómo lo estará pasando su jefe de prensa. Te pones en la piel del colega. No obstante, el orador consigue su objetivo. Su irónica explicación sobre el uso de la mascarillas es de traca. Sin embargo, ese teatrillo en el atril de San Telmo logra su propósito: concienciar a los andaluces.

Hay quienes intentan ridiculizar a los médicos Aguirre y Simón, pero se equivocan. Ellos están informando, pero también comunicando. Nos gustarán más o menos los estilos, pero consiguen su objetivo, teniendo en cuenta, además, la sobreexposición a la que han estado sometidos desde la declaración del Estado de Alarma. Que nadie se rasgue las vestiduras. Hablo de la naturalidad de dos estilos muy distintos, de dos personas dispares, pero que merecen todo mi respeto, que lo tienen, y el de la sociedad española.

 

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