El Loco de la salina

Me voy a comprar un coche

Son tantos los anuncios de coches que nos meten por los ojos, que me están volviendo loco entre unos y otros.

Publicado: 15/06/2020 ·
15:26
· Actualizado: 15/06/2020 · 15:26
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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No se lo van a creer, pero tengo mis grandes dudas sobre el particular y estoy que no cojo el sueño. En el manicomio todos los locos se tiran el día hablando de coches y he llegado al convencimiento de que me tengo que comprar uno. Pero hay tantas marcas, que estoy hecho un verdadero lío. Mi compañero Alejandro, al que le dicen el Magno, como al coñac, porque siempre habla de grandezas, me dice que los coches hay que comprarlos grandes, anden o no anden, pero, claro, yo quiero que ande, si no, para qué quiero yo un coche que no pueda andar.  

Son tantos los anuncios de coches que nos meten por los ojos, que me están volviendo loco entre unos y otros. La verdad es que nos sentamos para ver la televisión y es como un bombardeo de imágenes de vehículos que van y que vienen, brillantes, sin una mota de polvo, con unas mujeres que se salen y con unos precios que también se salen. Y nos quedamos atontados ante tantos y tan deslumbrantes desfiles. Ya he visto que hay coches para perder el gusto.

Sin embargo, ha llegado hace poco al manicomio un argentino y, cuando habla, es que me pone malo. Con un acento muy suyo dice que a él le gustan mucho los carros y que, si me voy a comprar uno, él me puede aconsejar. Pero yo ni quiero consejos de un loco, ni quiero un carro. Además a Manolo Escobar le robaron el suyo y siempre lo estaba diciendo y cantando. No sé si lo encontró, pero él lo denunciaba cada dos por tres.

Yo lo que quiero es un coche. Ahora, según lo que nos meten en los millones de anuncios que nos ponen, resulta que hay diferentes tipos de coches: de gasolina super, de 95, con plomo, sin plomo, de gas-oil, eléctricos, híbridos, de cinco puertas, de cuatro puertas, de tres puertas, metalizados, automáticos, de todos los colores habidos y por haber…Y yo cada vez me estoy liando más. Pero ya lo tengo más que decidido. Me voy a comprar uno eléctrico, porque yo lo enchufo por la tarde en mi mesita de noche, que no me cuesta nada, y al día siguiente lo tengo cargado.

Solamente hay un problema: si se va la luz ¿qué hago? ¡Porque me han dicho que con pilas no funciona! En fin, que me he enterado de que hay un gran stock de coches y que quieren salir de ellos como sea. No es justo, ellos tantos coches y yo ninguno. No sé a qué viene tanto interés en vender, si la gente lo que quiere es no comprar. Yo con salir del manicomio tengo bastante. Se nota que los vendedores de coches han estado encerrados varios meses sin poder largar todo lo que querían sobre lo bonitos que son sus coches, y ahora se quieren desquitar. Sin embargo yo no me voy a volver majara ni me voy a precipitar. Conmigo no juegan, ni me voy a dejar convencer a las primeras de cambio de las grandes ventajas de tirarse a la carretera para dar vueltas.

Y ahora que caigo en la cuenta. Yo no tengo carnet, ni tengo para comprarme nada, ni puedo salir a la calle porque me tienen la puerta del manicomio cerrada con una llave muy grande. Por ahí tenía yo que haber empezado. Este cerebro mío cada vez está peor. Seguiré a pie y me tendré que conformar con utilizar la ambulancia cuando me lleven al hospital con uno de los ataques que me dan. Esto es para volverse loco.

 

 

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