Es cierto que el transporte marítimo, sector que genera la gran riqueza de esta comarca y de la bahía por otra parte, es el transporte más seguro de todos, por delante con mucha diferencia de la carretera, el tren o la aviación; pero también es cierto que cuando ocurre un incidente la mayoría de las veces sus consecuencias son desastrosas para el medio ambiente.
Por otra parte, también es justo aplaudir los sistemas de reacción programados ante estas contingencias y sobre todo el Plan Territorial de Emergencias que se ha aplicado en este caso. Desde el primer momento que se tuvo certeza de la magnitud del vertido, la operación de contención y de limpieza está funcionando como un reloj. La Junta ha dispuesto enseguida en la zona de actuación del personal y de los medios necesarios para combatir y controlar el vertido. De esta forma, la exigencia del Partido Popular de instalar un Centro Integral de Salvamento Marítimo en la bahía actualmente es innecesaria ya que como se demuestra en la realidad, los mecanismos actuales en este sentido son eficaces.
De esta forma, la reflexión que debe hacerse ante este nuevo desastre es que lo que verdaderamente está fallando una y otra vez en esta bahía son las medidas de seguridad iniciales preventivas respecto al movimiento de buques. Sobre este aspecto es donde las administraciones deben corregir fallos y depurar responsabilidades para conseguir ese ansiado cien por cien de efectividad.
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