En el día de ayer, se votaba en el Congreso de los Diputados una nueva prórroga del estado de alarma que tenemos en nuestro país como consecuencia de la crisis sanitaria, social y económica que ha supuesto la pandemia del COVID-19.
A medida que han ido avanzando los plenos que ratificaban o no esta situación, conforme a lo establecido por la Constitución española, se ha podido ver cómo el Gobierno de Pedro Sánchez ha ido perdiendo paulatinamente apoyos. En cada ocasión se han perdido apoyos por parte del PSOE.
Cuando se me ha preguntado al respecto, siempre he defendido que el levantamiento del estado de alarma puede ser una tremenda irresponsabilidad. A día de hoy, estamos con unas cifras y unas estadísticas aún preocupantes con respecto a la pandemia. Es cierto que han bajado en gran medida el número de contagiados y de fallecidos pero, todavía, cabe hacer mayores esfuerzos para evitar un posible rebrote de coronavirus.
Es cierto que todos queremos salir a la calle, que queremos tener libertad a la hora de movernos, comprar o volver a nuestros trabajos. Pero, también, es necesario seguir un poco con las medidas. Lo sanitario debe primar sobre cualquier otro interés. Esto lo debemos tener muy claro.
Ahora bien, esta ampliación de la prórroga del estado de alarma no debe ofrecerse como un cheque en blanco a la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. En concreto, desde Ciudadanos, su nueva Presidenta, Inés Arrimadas, ha dejado muy claro que se debe tener en cuenta este apoyo como cumplimiento a unas condiciones que se han puesto. Entre ellas, el mantenimiento de los ERTE más allá del final del estado de alarma.
Esto tiene su importancia. La finalización de estado de alarma hubiera supuesto la finalización de esta medida al estar vinculados a su existencia. Si ayer no se hubiera ampliado quince días más, los trabajadores tendrían que volver a sus trabajos el lunes, los empresarios hubieran tenido graves problemas para afrontar los gastos salariales más los fijos de su actividad y ello, sin ningún tipo de duda, hubiera conllevado o la realización de ERE o de miles de concursos de acreedores.
Esa es la situación que tenemos. No me ha gustado el chantaje del Presidente del Gobierno a la oposición. Si no se hubiera logrado la ampliación hubiera sido un nuevo fracaso más a su gestión con esta dura crisis. No habría más culpable que quien, como ejecutivo, debe mantener en todo momento el diálogo y la búsqueda de consensos con la oposición.
Hubo una cuestión que me ha llamado la atención de este debate. El líder de VOX, Santiago Abascal, ha anunciado que va a convocar manifestaciones en coche por las ciudades. ¿Es eso responsable y sensato? Siempre lo he dicho la extrema derecha está teniendo los mismos vicios que la extrema izquierda: la falta de utilidad y el quedarse simplemente detrás de una pancarta. Así, por supuesto no.
Lo más sensato era apoyar con condiciones. Veremos qué pasa dentro de otros quince días.
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