La Junta de Andalucía asegura que está preparada para asumir el mando el 10 de mayo en caso de que no fructifique la prórroga del estado de alarma. Sin entrar en profundidad en detalles de la desescalada pero con la seguridad de tener un “plan B” si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no recaba los apoyos suficientes este miércoles en el Congreso.
Así lo ha puesto de manifiesto el vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, Juan Marín, en una rueda de prensa telemática tras la reunión del gabinete de crisis del Gobierno andaluz.
El debate está abierto: varios presidentes autonómicos, entre ellos el gallego, Alberto Núñez Feijóo, y el lehendakari,Íñigo Urkullu, ya han mostrado su disconformidad con la prórroga del estado de alarma. El andaluz, Juanma Moreno, dijo el pasado domingo que creía “razonable” que esta medida excepcional se alargara hasta finales de este mes de mayo. No quiso enfrentarse públicamente a Sánchez ni al líder de su partido, el ‘popular’ Pablo Casado, quien este lunes ha indicado que “no apoyará” la ampliación del estado de alarma.
Mientras tanto, el número 2 de la Junta ha querido dejar claro que Andalucía sí tiene un “plan B” para la desescalada, con una serie de criterios que no coinciden con los del Gobierno de España para poner en marcha ese “mando único si fuera preciso a partir del próximo día 10”.
Marín ha mantenido que nadie puede ser “rehén” para que el Gobierno de España “obligue a los partidos a prolongar el estado de alarma” y ha argumentado que no se pueden vincular las consecuencias del coronavirus a que el miércoles salga adelante en el Congreso la petición de una nueva prórroga por parte del Ejecutivo.
Ya Moreno avisó que hay herramientas que permite la Constitución que no obliga a una reiterada sucesión de estados de alarma. Es más, puso como ejemplos la Ley de medidas especiales en materia de salud pública, la Ley general de sanidad y la Ley de salud pública.
Lo que está claro es que si Sánchez fracasa el miércoles y no sale adelante la prórroga del estado de alarma, las consejerías de las comunidades autónomas tomarán el control. En el caso de Andalucía, el peso de la desescalada recaería en el consejero Jesús Aguirre.
“Ese plan B nos da tranquilidad y que podamos trabajar para empezar a despejar dudas”, ha dicho Marín, que ha añadido que también están preparadas las propuestas y los datos que pidió el Ministerio de Sanidad para la desescalada, porque la Junta va a seguir “actuando con lealtad”.
Ha advertido que no se puede “perder la vigilancia” del virus y ha garantizado que eso “no le va a pasar a Andalucía”, una de las comunidades autónomas menos afectadas por el coronavirus en relación al número de habitantes.
Marín ha detallado que el plan de la Junta incluye “cambios de criterio en el aislamiento de las personas”, así como seguimientos de positivos hasta detectar dónde se produjo el contagio y seguimientos también de “circuitos hospitalarios”, tanto de los enfermos de coronavirus como de otras patologías.
Además se establecería una red de vigilancia con el plan “centinela”, que contaría con equipos organizados para cerrar espacios si fuera necesario en el momento en el que se produjera un rebrote, y se cuenta ya con estocaje de material suficiente para al menos ocho semanas.
“El Covid-19 nos pudo sorprender a todos una vez, pero no lo puede hacer dos veces”, ha enfatizado el vicepresidente.
También, Marín ha precisado que en Andalucía hay en estos momentos 25 distritos sanitarios que cumplen los requisitos para comenzar “un desconfinamiento gradual y siempre controlado” y que reúne asimismo los requisitos que el Gobierno “parece que puede poner en marcha para permitir la apertura de ciertos espacios”. Ha explicado que la comunidad cuenta actualmente con más de 30.000 camas hospitalarias disponibles, más de 1.200 en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y menos de diez positivos por cada 100.000 habitantes.
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