Uno de los sectores laborales que afortunadamente siguen operativos en plena crisis del coronavirus es el de los veterinarios. Las clínicas, ahora en menor medida, continúan atendiendo a los clientes porque sus animales en algunos casos no pueden esperar al levantamiento del confinamiento. Sobre todo perros y gatos son atendidos a diario en este centro de gran experiencia y recorrido. Una vacuna, la cura de una herida o la compra de alimentación para nuestras mascotas justifica estos servicios que de forma voluntaria prestan los profesionales veterinarios, en algunas situaciones incluso fuera de sus clínicas cuando el cliente lo requiere por alguna razón de peso. De ello da fe José Gutiérrez, propietario de la clínica Las Nieves, en la calle Algodonales de Arcos de la Frontera.
¿Cómo definiría la situación en su plasmación en el sector de los veterinarios?
Dentro de lo que cabe, trabajamos de forma, digamos, obligatoria al estar dentro de los sectores esenciales según el Gobierno de la nación. No obstante, estamos para las cosas importantes; es decir, para cuando el animal esté enfermo o sea una urgencia, para un tratamiento, la alimentación y poco más. Hacemos lo que podemos en esta situación. Teóricamente, sin embargo, no podemos ir al veterinario para comprar cualquier objeto o complemento; no es conveniente desplazarse para cosas que no sean importantes.
¿Qué protocolos han seguido los veterinarios para la protección de los clientes y de ustedes mismos?
Por nuestra parte, trabajamos toda la jornada con las lógicas medidas de seguridad: mascarilla, guantes, bata… y desinfectamos a diario las instalaciones con los productos aconsejados, tanto la sala de espera como zonas de paso… También controlamos que haya tan solo una persona esperando y que se respeten las medidas de distanciamiento. Creo que la gente está cumpliendo con esta premisa y se está mostrando responsable en este sentido.
Pero, ¿denotan más temor por salir a la calle, ir al veterinario…?
Sí, desde luego. La merma de clientes ha sido notable. Viene menos gente por ese temor a salir a la calle y contraer el virus. Yo incluso, como vi que el movimiento de clientes era menor, puse jornada de apertura de 9.30 a 14.00 horas. Por la tarde apenas sale nadie.
¿Se ha seguido algún protocolo, pauta o directriz en este sector dictado por el Colegio Oficial de Veterinarios?
Teníamos la libertad de cerrar ante esta situación, pero como fuimos considerado un sector esencial muchos hemos continuado con las puertas de nuestras clínicas abiertas al público. Teníamos dos opciones, pero la mayoría ha optado por los protocolos del Colegio, que son muy parecidos a los del resto de establecimientos.
En su caso, ¿también presta servicio a domicilio para atender a una mascota?
Sí. Me desplazo a domicilio cuando el cliente no puede venir a la clínica por falta de medios o porque el animal es muy grande u otras circunstancias. En este caso, también debemos tomar las oportunas medidas de seguridad para preservar tanto a las personas como a nosotros mismos. Sin embargo, hemos tenido dificultades para obtener un material de protección de calidad, pues solemos tener las mascarillas quirúrgicas normales o de un solo uso; es decir, nuestro material es como el del resto de las personas de a pie…
¿Salen más ahora las mascotas a pasear? ¿Cierto o mito del confinamiento?
Es cierto que ahora salen más a pasear, pero no ellas, sino sus propietarios. He visto a gente que en su vida ha paseado con los animales. Entiendo que cada vez más gente está harta del confinamiento, de estar en casa…, sobre todo cuando se vive en un espacio reducido. La mascota es una excusa para salir en muchos casos.
Una recomendación para cuidar mejor, si cabe, a nuestras mascotas…
Normalmente, la gente está muy concienciada sobre las atenciones y cuidados que merecen las mascotas. Es raro encontrar a alguien que no cuide a su perro, a su gato..., que no cuide y trate bien a los animales, que no esté pendiente a su desparasitación o a la vacuna que le toque. Es una rutina que se lleva como algo normal. No es como antes, que se tenía a los animales a su suerte, de cualquier forma. Casi todo el mundo cuida a sus animales dentro de sus posibilidades.
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