La provincia de Huelva ha dicho este domingo adiós a una Semana Santa que, sin duda, perdurará en el recuerdo por muchos años. Una Semana Santa sin pasos, sin procesiones, sin iglesias abiertas, sin rezos de hermandad, sin tumultos, sin calles en pleno hervor. Una Semana Santa en cuarenta, confinados y dejando las calles vacías, donde el coronavirus ha campado a sus anchas.
Y pese a todo, ha habido Semana Santa, porque así lo han querido las hermandades, que han tirado de imaginación y de redes sociales para no dejar solos a sus hermanos en estos difíciles momentos.
Una Semana Santa virtual que tuvo su particular broche de oro este Domingo de Resurrección con la Hermandad del Resucitado. Esta vez a través de Facebook y no desde la Hispanidad. El Cristo Resucitado no pudo este año procesionar desde la Parroquia del Pilar ni visitar el asilo de Santa Teresa de Jornet para realizar estación de gloria y después recorrer Verdeluz y regresar al templo.
No pudo ser, pero sí revivió su procesión de 2019 y también hizó su primera levantá virtual de manos de su capataz, Juan León Lozano, precisamente a la hora que debía estar sonando el llamador y abriéndose las puertas de la Parroquia del Pilar, a las 9.45 horas.
La Jornada del Resucitado finalizó con un mensaje de hermanos en las redes sociales y con la emisión de momentos de la salida extraordinaria de María Santísima de la Luz.
Desde el Conquero
Por su parte, el obispo de Huelva, José Vilaplana, protagonizaba este Domingo de Resurrección una imagen insólita. A las 13.00 horas se asomaba a los balcones de Obispado, en el corazón del Conquero, para bendecir con el Santísimo Sacramento a la Diócesis de Huelva.
Según detallan desde la Diócesis, se trata de un gesto extraordinario que, como comentaba el vicario general, Francisco Echevarría, en los momentos previos a la bendición, recuerda el gesto de la bendición ‘Urbi et Orbe’ que el papa Francisco ha impartido también en la mañana de este domingo.
La bendición con el Santísimo Sacramento fue precedida de una oración pronunciada por el vicario general.
Junto con este gesto extraordinario, el obispo hacía público su particular mensaje y felicitación de Resurrección a través de las redes sociales, en el que apelaba a ser “portadores de alegría”, algo “muy necesario en las circunstancias en que viven tantas personas en este momento de nuestro mundo, entristecido por la pandemia”.
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