La seca de la encina y el alcornoque avanza lentamente pero de forma imparable, hasta el punto de que ha desatado todas las alarmas. El Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicitex) asegura que afecta ya a más de 75.000 hectáreas de dehesa en la región, en torno al 5% del total. En Andalucía, la situación es más grave aún. La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) advierte de que, en solo diez años, se han perdido más de 100.000 hectáreas de encinas en Huelva. Verdemar-Ecologistas en Acción, por su parte, alerta de que el Parque Natural de los Alcornocales se podría quedar sin alcornoques en 50 años.
Las razones por las que se extiende la seca son variadas. En realidad, “sabemos poco” de un mal capaz de acabar con la vida de un ejemplar centenario en relativamente, poco tiempo, admite Ignacio Cáliz, Ingeniero de Montes de Asaja Cádiz, y responsable de uno de los programas de investigación para tratar de buscar soluciones frente a la enfermedad.
Cáliz señala como uno de los factores es la acción de un agente biótico, la fitóftora (Phytophtoracinnamomi), pero advierte que hay otras, como las condiciones extremas de déficit hídrico que tenemos, las cada vez, más altas temperaturas, el decaimiento de la masa de alcornocal, la modificación de la distribución superficial hídrica a través de la escorrentía. Además, hay que hacer mención que el estado de envejecimiento de la masa actual alcornocal dentro del Parque Natural de Los Alcornocales, donde apenas existe regeneración espontánea y la producción de bellota es escasa.
El peligro estriba, en cualquier caso, en que, a largo plazo, la superficie afectada progresivamente se va extendiendo a zonas colindantes, agrandado su incidencia. Ante esta situación, y gracias al Convenio que firmó la Diputación Provincial de Cádiz con Asaja Cádiz, decidieron actuar y poner en marcha en 2019 un proyecto sobre alcornoques en zonas afectadas por seca dentro los Montes de Propio de Alcalá de los Gazules. En dicha iniciativa participó el Ayuntamiento que cedió el terreno para la implantación de cuatro parcelas de ensayo.
Por el momento, a pesar del lento desarrollo de las quercíneas, ha arrojado resultados esperanzadores. Para este 2020, y gracias al esfuerzo de la Diputación, los dos mismos protagonistas, llevarán a cabo el seguimiento de las cuatro parcelas que ya se implantaron el año pasado y junto con la participación del Consistorio de Los Barrios, ampliarán el proyecto de investigación al término municipal de la localidad del Campo de Gibraltar, con la instauración de dos nuevas parcelas.
“Nuestro objetivo es obtener variedades de alcornoque en el Parque Natural tolerantes a la seca y otros agentes patógenos que se adapten perfectamente a las condiciones climatológicas de nuestra provincia”, explica Cáliz. En Alcalá de los Gazules, y como previsión a las dos nuevas parcelas de ensayo que se pondrán en Los Barrios, se han plantado en cada una de las parcelas seleccionadas, 120 pies de alcornoque de diferentes tipologías.
Gracias a la participación en el proyecto del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra), ofreciendo su experiencia y servicios técnicos, se han plantado entre otros: clones de alcornoques producidos a partir de árboles escape, árboles resistentes a condiciones de extremo déficit hídrico y árboles plus de diferentes procedencias: Extremadura, Madrid y Cádiz, además, de pies producidos a partir de bellotas seleccionadas. También de nuestra provincia, se han plantado árboles barrera que serán utilizados a modo de control y referencia conforme se vaya desarrollando el ensayo.
El responsable de la investigación explica que han usado una técnica de cultivo in vitro de mejora genética extendida a partir de los finales de los años cincuenta y denominada embriogénesis somática, con la que se crea un esqueje a partir del tejido foliar de un árbol, sin que exista fusión de gametos. Los trabajos de plantación fueron manuales y el requisito para la selección de las parcelas de ensayo era que existieran pruebas fehacientes que tuvieran una clara incidencia de seca.
Para garantizar, en la medida de lo posible el éxito de la plantación, cada pie cuenta con protección individual, para evitar el ramoreo y la incidencia de la fauna sobre cada árbol y, además, se ha instalado un sistema de riego de establecimiento, mediante goteo. El marco de plantación utilizado es completamente irregular, integrando así, perfectamente, cada uno de los ensayos dentro del paisaje.
El seguimiento de la primera fase del ensayo está siendo muy satisfactoria por el momento. Cada árbol desde su plantación está geolocalizado con GPS y se han perdido muy pocos. Cáliz señala que la mayoría de las marras se han producido por el estrés que sufrieron los nuevos árboles durante el proceso de plantación e instauración. La siguiente prueba se producirá cuando se reduzca y tomen diferentes decisiones relacionadas con el riego, pero es optimista.
Las cada vez más altas temperaturas, la prolongada acción del fuerte viento de levante muy desecante en la zona y la sequía son una dificultad añadida a que el proyecto sea exitoso. La importancia de que se obtengan resultados es capital.
“Nos enfrentamos a un problema medioambiental enorme”, remarca. Pero también social y económico. La producción de corcho es uno de los principales motores socioeconómicos en la zona, con una producción media de más de 10.000 toneladas al año en la provincia. De hecho, no se han plantado sólo clones seleccionados atendiendo a su capacidad para sobrevivir en condiciones de “seca”, sino también algunos por su excelente capacidad de generación de corcho para ver qué tal se adaptan a nuestras condiciones climatológicas. El perjuicio económico ya ha sacudido al sector.
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