Canas a tutiplén, mechas decoloradas, melenas asilvestradas o flequillos hasta casi la mitad de la nariz, son algunos de los "estragos" estéticos veintidós días después del confinamiento por el coronavirus, un espanto para algunos y una liberación de la esclavitud de la imagen para otros.
Lo cierto es que la expresión popular "Y yo con estos pelos", tan utilizada cuando algo nos coge desprevenidos, puede aplicarse de manera literal a nada que uno (ellas y ellos) se mire al espejo y descubra que en sólo tres semanas su cabello se ha vuelto casi blanco o que, sin pretenderlo, tiene un toque "hippie" de puro largo.
Si no fuera por el estado de alarma, hoy, Domingo de Ramos, veríamos por la calle a la gente "de punta en blanco", ellos estrenando traje de chaqueta y corbata, y muchas de ellas con vestidos o faldas de temporada y, por supuesto, con peinados especiales para la ocasión.
Pero no, este año no ha podido ser. Este año no hubo que darse prisa para conseguir, en las vísperas de la Semana Santa, una cita en la peluquería.
"¡Anda, si yo era morena!", ha redescubierto alguna que otra rubia ahora que su pelo asoma mucho más allá de las raíces.
Otros, acostumbrados a acudir con regularidad a cortarse el pelo en la peluquería, lamentan no haberlo hecho un poco antes de que se decretara el estado de alarma porque ni impregnándolo de gomina consiguen darle forma: algunos rizos se han tornado "caracolillos".
Es posible que los calvos se sientan hoy más a gusto que nunca o que quienes estaban "entre Pinto y Valdemoro" se atrevan -puede que ahora sí- a raparse la cabeza.
Para las canosas/os tal vez sea el momento de deshacerse de los productos químicos y asumir que el blanqueamiento del cabello no es ninguna tragedia, pero en esto hay para todos los gustos.
"Aguantad un poco, que ya cuando esto acabe estaremos con vosotros", asegura que recomienda a su clientela un miembro de la Asociación de Peluqueros y Estética de Sevilla, según ha contado a Efe.
Casi lo suplica porque los peluqueros temen que "estropeen" todo el trabajo que ellos realizan con mimo a lo largo del año quienes deciden ponerse un "tinte casero".
"Que nadie os ve ahora, que estamos recluidos en casa ¡menos tonterías!", piden, y casi lo llegaron a suplicar tras decretarse el estado de alarma porque las peluquerías, inicialmente, fueron incluidas entre los servicios esenciales.
"Algunos fueron comprensivos y otros no tanto; nos preguntaban si podían ir a la peluquería o si podíamos ir a sus casas para ponerles un tinte o una mecha, y por supuesto le decíamos que no porque también estamos expuesto al virus", ha recordado de aquella primera semana.
Pasados los días, muchos clientes les están llamando por teléfono para preguntarles qué tinte deben comprar para ponérselo en casa.
"Nosotros le decimos que se tomen esto como unas vacaciones, como cuando se van en verano", explica otra socia, aunque cosa distinta es la atención en el domicilio de personas dependientes o con movilidad reducida, a las que algunos profesionales atienden incluso de forma altruista.
Sobre las medidas aprobadas por el Gobierno de la nación, la mayoría de los miembros de la asociación, según su portavoz, Ángeles Blanco, se queja de que no han sido "claras" y se sienten como "el último eslabón" de los autónomos.
"Los pequeños autónomos también damos trabajo y nos machacan mucho más; tenemos que seguir peleando, nos tienen que escuchar", defienden.
Sobre el futuro, casi todos auguran "malos tiempos" para la economía, aunque confían en que las peluquerías se recuperen cuando vuelvan a abrir: "después de este encierro, se le dará más importancia a la imagen".
"No se nos puede tratar como un comercio de segunda y, al mismo tiempo, como un sector de lujo; pagamos un 22 por ciento de IVA, pedimos al Gobierno que nos lo baje", reclaman al margen de las últimas medidas aprobadas para los autónomos, como la moratoria del pago de las cotizaciones a la Seguridad Social durante seis meses y un aplazamiento del pago de deudas hasta el 30 de junio de 2020.
Recuerdan además que el sector colabora a menudo en eventos benéficos, al menos esta asociación, que también ha donado todos los guantes que tenían en sus peluquerías, además de mascarillas y desinfectantes.
Del confinamiento se quedan con algunas imágenes que ven circular estos días por las redes sociales: a los chistes sobre peluqueros se suman ahora todo tipo de vídeos caseros con peinados imposibles y estropicios varios de "aprendices de peluqueros".
Que en tiempos difíciles tampoco falte el humor.
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