El que fuese primer olímpico onubense, el arquero Francisco Peralta Osorno, ha fallecido tras una larga enfermedad que le ha tenido postrado en los últimos meses. Paco Peralta, como era conocido, contaba con 76 años -había nacido en Manzanilla el 18 de septiembre de 1943-, estaba casado y tenía tres hijos. Su momento deportivo más importante lo vivió en el año 1980 cuando representó a España en los Juegos Olímpicos de Moscú, donde quedó en la mitad de la clasificación general.
Peralta se inició en el tiro con arco de la mano de Pepe Sánchez, su compañero de trabajo, cuando esta modalidad deportiva comenzaba en nuestra ciudad. Los pioneros tuvieron la fortuna de que la Federación Española enviase a Huelva al técnico Pepe Fagoaga para que instruyera a los nuevos arqueros. Después, las excelentes relaciones con los arqueros sevillanos posibilitaron que los onubenses iniciaran su despegue. Aún conservaba su primer arco, adquirido en deportes Peña por el precio de 2.000 pesetas y que sirvió para que su mujer Rosi Garrido también se iniciara en la práctica deportiva. Su primer trofeo fue una medalla, concedida al primer onubense en uno de los clásicos enfrentamientos con los sevillanos. Por entonces, los onubenses tiraban en la Ciudad Deportiva.
Poco después acudió a su primer Campeonato de España, celebrado en Valladolid. Aunque partió como el 70., acabó el torneo en el puesto 55. Va obteniendo éxitos a nivel provincial y ello le llevó a ser designado Mejor Deportista de la Provincia. La progresión de Peralta fue en aumento y, tras una competición en Portugal, fue llamado para la selección nacional para disputar un torneo en Marruecos. Después se enfrentó a Francia, Suiza, Polonia y participó en los Juegos Olímpicos de Moscú, para los que se clasificó, junto al ovetense Antonio Vázquez, tras una serie de pruebas en la que participaron siete arqueros, que se quedaron en cuatro que habían superado los 1.150 puntos.
“Cuando terminamos las distancias largas, marchaba el primero, pero las diferencias eran mínimas y cualquiera podía ganar. Tiraba contra mí mismo, sin ocuparme de la puntuación de los demás, sino pensando en hacer la máxima puntuación”, recordaba de aquella jornada en la que, tras la última flecha, “rompí a llorar por dos motivos: la satisfacción personal de estar en los Juegos y la tristeza de que Pepe Prieto no pudiera estar conmigo. Po r otra parte, recordaba a mi familia y a mis amigos los arqueros onubenses, así como a mis comienzos en esta modalidad”.
En Moscú no tuvo una destacada participación, ocupando una plaza en la zona media de la clasificación general. Tras los Juegos, se apartó durante algún tiempo aunque su gran afición le hizo volver para ser el profesor de los jóvenes componentes del Club Asirio de nuestra ciudad, continuador de la trayectoria del Club Costa de la Luz. Se retiró a vivir a Punta Umbría donde ha pasado los últimos años de su vida, aunque ha participado en algunos actos de carácter olímpico, como la inauguración del pebetero existente en los jardines de La Rábida.
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