Si la de Sevilla es la madre de la Semana Santa, dicen sobre todo los sevillanos, ya se veía venir que la suspensión de sus procesiones cofrades se trasladaría a Arcos. El Consejo Local de Hermandades y Cofradías, en reunión oficial con el alcalde de la ciudad, se ratificaba en la dura decisión que le afectará de lleno como coordinadora de los desfiles. El paso se corresponde con la proactiva participación del Consejo en el apoyo a las medidas dictadas por las autoridades sanitarias. Pero a título particular, también las hermandades han suspendido sus cultos religiosos, besamanos y besapiés que habrían ocasionado aglomeraciones y, por tanto, una situación de claro riesgo. El Consejo Local de Hermandades ha emitido un comunicado en el que expresa su máxima solidaridad con la situación de alarma que vive la ciudad, nuestro país, y en particular con los afectados, y apela a Nuestro Señor Jesucristo para vencer estos momentos de angustia social.
Arcos, especialmente, se verá resentida de tal pérdida, pues sin duda la Semana Santa es la semana más grande del año por varios motivos con independencia de su sentido religioso. Los comercios de todo tipo, fundamentalmente los hoteleros y de restauración, están abocados a enormes pérdidas que les supondrán una parte muy grande de sus ingresos anuales, como también se verán obligados a sacrificar a sus plantillas de trabajadores.
La suspensión de la Semana Santa será, en todos los sentidos, un palo del que difícilmente recuperarse. Pero no queda otra primavera que ésta que se nos ha adelantado.
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