Una jornada que supera con creces al primer día de preliminares, en la que se vivió un buen ambiente y el Gran Teatro lució sus mejores momentos. Cuatro agrupaciones de la capital dieron a este día el nivel que precisaba para estar a la altura de lo que se merece, ocupando casi todas las butacas en sus inicios y disfrutando de esta batalla de coplas que en este año se antoja complicada para el jurado, sobre todo en la modalidad de chirigota, donde las agrupaciones participantes están subiendo el listón y no lo van a poner fácil.
Es una enorme satisfacción observar los cambios que los distintos grupos están dando en este concurso, siendo los de Huelva los que están mostrando niveles muy por encima de lo esperado. Este concurso está destacando por varios aspectos importantes, que al margen del Satisfayer -la creatividad brilla por su ausencia- y las letras a Juan Carlos Díaz, se está hablando mucho de los nombres, dando la sensación que dichas personas, sólo por ser quienes son, ya tienen su pase a la Gran Final.
Particularmente, los nombres no se conocen por amor al arte, y cada uno de ellos tiene una trayectoria bien marcada que se han ganado a pulso. Podría dar muchos nombres que son conocidos y jamás han logrado un pase a la final. Lo curioso de todo esto que se está cantando, y sobre todo, hablando tras las bambalinas, parte de nombres que, por unos u otros motivos, no llegan a ser, hasta el momento, de esos nombres consagrados que tantos años les han dedicado a esta fiesta, sacando agrupaciones que se han llevado los mejores y máximos galardones de este certamen de coplas. Desde mi humilde opinión, hablar de nombres es mostrar carencias y entrar en comparaciones absurdas que no llevan a nada. En esta fiesta, lograr un puesto en la final requiere de algo más que de letras en las que uno mismo se posiciona en una situación inferior, y casi siempre de forma innecesaria.
Que el carnaval le cante al carnaval ya me cuesta, pero si además se tiran letras de forma indirecta y desde esa perspectiva, poco se puede lograr, dado que es más de lo mismo que llevamos escuchando a lo largo de toda nuestra historia. Esto es un concurso y existen pautas claramente marcadas con las que lograr estar entre las grandes, con mejores o peores repertorios, con mayor o menor acierto en los temas a considerar y, sobre todo, con calidad.
Los fresquibiris: Esta chirigota de Huelva vuelve a tomar las riendas de este segundo día de semifinales, mostrando un repertorio más que aceptable que hizo las delicias del público asistente. Letras a la Semana Santa y a la amistad por encima de premios y nombres, cuplés simpáticos que rematan con un buen estribillo y popurrí en esa buena línea de interpretación, en la que sobresalen las cualidades particulares de los integrantes, dejando un buen sabor de boca y algún que otro golpe de más. Buen pase de los compañeros del Molino.
Los adaptados: La modalidad más complicada de este concurso hace su primera entrada en esta semifinal a través de la peña de los Pollos. Se nota la madurez de estos cuarteteros con muchas tablas. Saben concursar y lo demuestran en su repertorio. Bajan algo de nivel en la primera parodia, superándose en el tema libre, que arranca las risas del público. Los Alvarado son garantes siempre de un buen resultado. Cameo con Gabriel Cruz, que sorprende en una breve cuarteta muy simpática en la que se ganan al respetable. Final para la Colombina en un pasodoble con una letra muy complicada: ¡Qué viva la Colombina!, y así durante todo el pasodoble.
Manolo García: Gran pase de la chirigota de Ángel Atienza, que vuelve a superarse en este concurso, mostrando cualidades suficientes para estar entre las grandes de este certamen. Pasodoble de efecto que levantó a todo el público, que centra su atención en las críticas típicas hacia esta fiesta de gente que la desconoce, según comenta su propio autor, que también es autor de la música de pasodobles. El joven Atienza entra de lleno en la dinámica, sacando la artillería pesada y con un enorme trabajo de afinación y buen montaje. Espero veros en la final.
El trovador: Otro perfecto pase para los trovadores, que se siguen creciendo en este segundo pase. Buenas letras y un trabajo bien expresado en el que han logrado ganarse al público desde la misma presentación. Matizan hasta el último detalle, con voces muy compactadas, nítidas y una perfecta afinación en todo el repertorio, en el que despliegan su buen hacer en un popurrí bien engarzado y lleno de mensajes bien estructurados. Pasodoble de rigor a quien da nombre a esta peña: Juan Carlos Díaz. Destacar los coros que enriquecen el repertorio y una buena estructura de octavillas. La veremos en la final de este concurso.
Los viejos del parque: Simpática chirigota que vuelve a crear expectación en el templo de las coplas. Espectacular tipo de dinosaurio al que le sacan partido y en el que se mantienen durante todo el repertorio. Su fuerte lo expresan en el popurrí, uno de los más simpáticos de este concurso. Pasodobles aceptables y cuplés graciosos y creativos, a pesar de los errores del primer cuplé, en el que arriesgan con una nueva letra, donde la valentía les puede salir cara, a pesar de que particularmente, se valore. Estará entre las que se jueguen ese pase a la final.
Las supermamás: Buen pase también para estos chirigoteros de Sevilla que muestras una muy buena calidad en voces. Se superan con respecto a su primer pase y se observa el buen nivel de esta chirigota, que particularmente, no está teniendo la importancia que realmente merece. Siempre en el tipo, crean un ambiente divertido y entretenido, arriesgando en letras -muy valiente y necesario- que muestran en su primer pasodoble que le dedican a Huelva, donde se observan errores. Repertorio simpático y muy aceptable. Tendremos que esperar a la decisión del jurado.
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