Dos presidentes autonómicos se levantaron con mal pie y decidieron poner las urnas ya. Han avanzada seis meses sus elecciones cuando han visto que el tiempo electoral se calentaba en Cataluña. Han querido unir sus destinos electorales del convulso clima político de Cataluña. Urkullu y Feijoo tenían motivos particulares diferentes. Urkullu dispone de un gobierno consolidado -por apoyos externos del PSOE vasco y ocasionalmente de Podemos vasco- y los presupuestos aprobados. Feijoo tiene mayoría absoluta en la cámara gallega. A pesar de todo, no han querido dejarse contaminar por las diatribas que persisten con la mesa de negociación en Cataluña y los imponderables que el interminable pugilato entre las dos grandes corrientes independentistas tiene sumido al país. La asfixia requiere un poco de tiempo y de aire fresco y renovado, pero eso exige fajarse y desgastarse. No se sabe cuándo sería posible. Por eso el intento es valioso.
Curiosamente las convocatorias de Galicia y Euskadi coinciden con un resultado electoral también sorpresivo en Irlanda. Ha supuesto un mini terremoto el que haya ganado las elecciones allí un partido que ha sido durante años, el Sinn Fein, el brazo político de la ya desaparecida IRA (Ejercito Republicano Irlandés), el movimiento terrorista que ha martilleado con su terrorismo Irlanda del Norte, Inglaterra y algunas otras partes, atacando los intereses británicos hasta su desaparición en 2008, tras los Acuerdos de Viernes Santo de 1998, logrados por Tony Blair y Gerry Adams, con el apoyo de Clinton, el presidente americano. Desde entonces, con obstáculos que no faltan, ocupan puestos institucionales en Irlanda del Norte -al parlamento británico no acuden- y ahora han ganado las elecciones en la República de Irlanda.
¿Quién dijo que sólo en España hay problemas territoriales? Pero se afrontan - tras el abandono de las armas y las bombas- con el diálogo y el acuerdo político más que costosísimos ambos. ¡Que se acerquen a mediar Arrimadas, Abascal y Casado que siempre tienen recetas más que conciliadoras para estos asuntos territoriales, ideológicos, religiosos y socioeconómicos! Hubo tropas británicas y muchos muertos en Irlanda del Norte hasta conseguirse los referidos acuerdos. Irlanda del Norte votó por la permanencia en la Unión Europea, como Escocia y Gibraltar, y ahora se plantea -en la lontananza- la posible unificación política de la isla. ¿Quién quiere seguir insistiendo en que en Europa sólo España tiene problemas de tan difícil naturaleza?
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