El actor Antonio de la Torre, enamorado del fútbol, ha lanzado la idea para que se lleve al cine la vida de Juanito, un histórico del balompié, un ser humano apasionado al que le gustaba vivir, vivir, vivir. De la Torre ha recordado sus años en la Facultad de Periodismo cuando recibió la propuesta de entrevistar al poliédrico jugador de Fuengirola. “El jugador más carismático, a mi juicio, de la España de la transición”, según el actor malagueño.
Hay que hacer una película sobre Juanito, claro, para dar a conocer la dimensión humana y deportiva de un futbolista que brilló con luz propia en el Atlético de Madrid, Burgos, Málaga, y, sobre todo, Real Madrid. Imprevisible, genial, temperamental, Juanito compartió la camiseta blanca con jugadores como Camacho, Santillana o Gordillo, jugadores de renombre que recuerdan con cariño al carismático número 7.
Hay que hacer una película, repito, sobre Juanito Maravilla - como le llamaban en el Bernabéu- y lanzo la propuesta de De la Torre para que le metan el diente algunos de los directores andaluces que conozco, como Santi Amodeo, Benito Zambrano o Jesús Ponce.
Habría que incluir en la cinta las luces y las sombras de este futbolista irrepetible que tantas tardes de gloria nos regaló a los que amamos el fútbol. Habría que contar, por ejemplo, el pisotón que le propinó al jugador alemán Mattaus, el feo gesto que ofreció a la grada en Belgrado y que esta le devolvió con un botellazo en el rostro, el escupitajo que le soltó a su excompañero Stielike... Juanito tenía la furia de un volcán en el terreno de juego y el corazón de un niño-grande fuera de los estadios, como cuando le compró todos los décimos a un vendedor de lotería porque estaba lloviendo y quería que se fuera a su casa.
Juan Gómez, Juanito, falleció en accidente de tráfico el 2 de abril de 1992. Tenía 37 años. Me quedo con su hoja de servicios en el Real Madrid: 474 partidos jugados y 153 goles marcados en partidos oficiales y amistosos. También queda para el recuerdo su manera veloz de vivir la vida, sus destellos imprevistos, en lo bueno y en lo prescindible. El exseleccionador Vicente del Bosque acertó cuando le preguntaron por nuestro protagonista: “S i alguna vez perjudicó a alguien fue a sí mismo”.
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