La chirigota de Roberto Leal llegó al Gran Teatro Falla con una original idea de cazadores furtivos y cabezas de animales, la mitad de la agrupación, colgados en la pared del salón.
El primer pasodoble fue en recuerdo de Manolo Santander y Juan Carlos Aragón y sirvió para homenajear a ambos autores. El segundo, para las pensiones defendidas por las personas de la tercera edad del país.
El primer cuplé fue para el cuidador de su finca; el segundo, para la coincidencia con cantar con Martínez Ares. El popurrí dejó claro que tendrán que ensayar mucho más.
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