Los viejos del lugar dicen que las nevadas de ahora no son como las de antes, que la Sierra se vestía de blanco con el puente de la Inmaculada y que hacía más frío todavía. Pero la nieve siempre llega, de una u otra forma, esta vez gracias a la borrasca Gloria y a la bajada de temperaturas.
A mediodía del lunes, el manto blanco lucía en todo su esplendor a la altura del Puerto del Boyar, a 1.100 metros de altitud, y sobre todo en el Puerto de las Palomas, a 1.300. Si bien se pudo circular con alguna dificultad por el primero, la cantidad de nieve en el segundo provocó que el peligro para cruzar la carretera Grazalema-Zahara fuera notable, de ahí que la Guardia Civil, a eso de las cinco de la tarde, decidiera cortar al tráfico el tramo para evitar un accidente. A esas, la leve lluvia de la tarde acabó llevándose lo poco caído en los municipios de montaña más altos: Grazalema, Villaluenga del Rosario y Benaocaz, donde bien entrada la tarde la nieve era prácticamente inapreciable, no así en los picos más altos de las sierras del Caíllo y Endrinal.
El espectáculo visual de la nieve se repite, así pues, un año más en la Sierra, no sólo como fenómeno de la naturaleza, sino como atracción turística. De hecho, el lunes llegaron los primeros curiosos y atrevidos, que acabaron siendo unos privilegiados para retratar la hermosura de la Sierra de Cádiz desde otra perspectiva. Ojalá se cumpla el dicho “Año de nieves, año de bienes”.
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