Quién ha sido la persona más rica de la historia? No es fácil la respuesta. En la actualidad serían Bill Gates, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Larry Page, Carlos Slim o Amancio Ortega. Pero hubo en el pasado un rico que los eclipsó. ¿Quién fue?Le doy una pista. El hombre más rico de la historia murió hace tiempo, ya. ¿Onassis,Rockefeller,Craso o Jakob Fugger, el famoso banquero de Carlos V? Le doy la pista final, fue africano y vivió en el siglo XIV. ¿Se rinde? Pues se trata de Mansa Musa que fue rey del Malí, con Tombuctú y Gao como capitales.
Mansa Musa consiguió que el reino del Malí prosperara gracias al comercio de las formidables caravanas, compuestas por miles de camellos, que atravesaban el Sáhara para llegar hasta Tombuctú. Allí vendían su mercancía –libros, papel, armas, telas, sal– para adquirir marfil, esclavos y, sobre todo oro, mucho oro. El comercio del oro, muy demandado por aquel entonces, enriqueció sin límites del rey Mansa Musa que, convertido al islam, peregrinó en 1324 a La Meca. Cruzó el Sáhara hasta alcanzar El Cairo al frente de una gigantesca y nunca vista caravana. Tanto oro hizo circular que, al abandonar la ciudad, el precio del metal rey se desplomaría por años.
El imperio del Malí abarcó un vasto territorio a las orillas del río Níger, en las mismas arenas del desierto del Sáhara. Abraham Cresques, cartógrafo mallorquín, realizó el Atlas del Sáhara occidental. Dibujó con exactitud las costas occidentales africanasy ubicó adecuadamente las grandes ciudades destino de las caravanas, como Taghaza, Gao o Tombuctú. Pero lo más llamativo de todo es la gran figura de un rey negro, con una enorme pepita de oro en la mano, sentado en el trono de la región de Tombuctú, bajo la que escribió: «Este rey negro se llama Mussa, señor de todos los negros de Guinea. Es el más rico y noble señor de toda esta partida por su abundancia de oro».
A su regreso de su célebre viaje a La Meca, Mansa Musa ordenó embellecer la ciudad de Tombuctú. El arquitecto granadino Es-Saheli creó un maravilloso estilo arquitectónico -el arte sudanés- que se extendería por toda la Curva del Níger y que todavía inspira la arquitectura de nuestros días. Se dice que Gaudí y Barceló bebieron de sus fuentes.
¿Y qué fortuna logró amasar Mansa Musa? Pues se estima que logró atesorar, a valores de hoy, más de 400.000 millones de dólares, una inmensa fortuna muy superior a los 125.000 millones de Jeff Bezos, o a la punta histórica de los 350.000 millones de dólares que, actualizados, habrían alcanzado los Rothschild en sus mejores tiempos o de los 340.000 millones de dólares del mítico John Rockefeller. Es cierto que los capitales fluctúan con el tiempo, las cotizaciones y las valoraciones, pero ahí queda el récord para memoria y enseñanza de la humanidad y la economía.
Al final, la decadencia se cebó sobre el reino del Malí. Sequías, guerras internas y sobre todo, la apertura de las rutas marítimas por parte de los marinos portugueses terminaron por hundir el negocio caravanero. Tombuctú se empobrecería a lo largo de los siglos. La melancolía y la arena sepultaron el brillo de su gloria. Pero, aún hoy, asolada y aislada por las guerras tuaregs y fundamentalistas, continúa iluminándonos con sus bibliotecas y mezquitas. Merece la pena atravesar océanos de arena tan sólo para perderse en las penumbras de la mística y bellísima mezquita de Djingareyber, obra de nuestro genial paisano granadino Es-Saheli.
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