Hace ya once años del trágico accidente laboral que sufrieron cinco trabajadores mientras participaban en la construcción de la parroquia de la Santa Cruz, en la barriada arcense de El Santiscal. Este hecho, que trajo aparejado un largo proceso judicial, provocó que no se pudieran retomar las obras para acabar como Dios manda este templo que podrá albergar hasta 300 feligreses.
Del proyecto para su terminación dio cuenta el arquitecto de la obra, Miguel Ángel López Barba (MALB Arquitectos), en un acto convocado por el párroco de la Santa Cruz, Juan Antonio Vital, y el consejo pastoral del templo, y para el que se contó con la presencia del obispo diocesano, José Mazuelos, y del alcalde de la ciudad, Isidoro Gambín, junto a otros miembros del equipo de Gobierno, concejales de la oposición y feligreses en general.
La obra partirá de una estructura ya construida, pero que sufrió el desplome de una parte del forjado. Aunque el proyecto no parte del primitivo, sí que respetará la estructura, para crear un edificio de 600 metros cuadrados de superficie, con estancias para capillas, salón de catequesis y otros usos, coro, despacho parroquial, columbario, sacristía y otros servicios, aunque, como anécdota, no tiene apenas posibilidades de instalar allí nuevas imágenes al culto, no así, evidentemente, el espacio reservado a la Virgen. No por ello deja de ser un proyecto “atractivo” cuyas principales virtudes arquitectónicas podrían radicar en su luminosidad aprovechando los recursos naturales y su imponente campanario de 17 metros de altura que podrá verse desde prácticamente toda la barriada. Como curiosidad, el altar estará orientado al norte, cuando por norma general las iglesias se orientan hacia el sol naciente, es decir, al este. De ahí que el sagrario del futuro templo mire al este, no así el conjunto del edificio. Además, se le instalará una cubierta inclinada que proporcionará una gran entrada de luz natural a través de grandes ventanales. En una parroquia que se llama de la Santa Cruz, la cruz tenía que ocupar un lugar preeminente, de ahí que el muro del altar contemple una gran oquedad en forma de cruz que dejará pasar la luz natural; un detalle estético que seguro la feligresía agradecerá por su simbolismo.
En el interior del edificio se ha previsto la colocación de celosía para amortiguar el sonido y mejorar la acústica, así como alrededor de 30 grandes bancos de madera para un mínimo de seis personas. En su aspecto exterior, el edificio presentará un blanco inmaculado en toda su planta, con algunos árboles y zona ajardinada en su perímetro.
De momento no hay una fecha para el inicio de la obra porque se está pendiente a los primeros permisos técnicos, aunque el alcalde de la ciudad, Isidoro Gambín, indica que el Ayuntamiento colaborará en todo lo posible, pero admite que existe algún contratiempo respecto al planeamiento urbanístico vigente. Por la parte que le toca, el Consistorio no aportará dinero, pero sí su compromiso para colaborar en los actos benéficos que se puedan realizar en lo sucesivo.
La inversión final es por ahora una incógnita, pero apunta a una cantidad importante teniendo en cuenta que el precio medio establecido por el Colegio de Arquitectos para este tipo de edificios religiosos se sitúa en los 900 euros el metro cuadrado.
Respecto a su finalización, dependerá de las ayudas que el proyecto pueda ir recabando, pero los trabajos se estiman en nueve o diez meses según la dirección técnica de la obra.
El joven párroco Juan Antonio Vital señala que lo principal es el apoyo que durante todo este tiempo ha aportado la feligresía de El Santiscal, “porque ha sido la comunidad de fieles la que ha exigido que este proyecto sea una realidad”. El obispo justificaba este proyecto con el crecimiento poblacional que ha experimentado El Santiscal y con la falta en ocasiones de un lugar apropiado para acoger a los feligreses con comodidad y, particularmente, a los grupos de niños y jóvenes de comunión. “La parroquia será un espacio físico porque las piedras vivas ya comienzan a funcionar. Había que poner las piedras de cemento para poder acoger bien a esas piedras vivas”, diría metafóricamente monseñor.
Un poco de historia
En el año 2011, el ya obispo diocesano, José Mazuelos, decretó que la de El Santiscal se convirtiera en la quinta parroquia de Arcos, bautizada con el nombre de la Santa Cruz. En la misma época se inauguró la pequeña nave que sigue cumpliendo a día de hoy las funciones de templo, y también fue el año en el que por fin se procedió al desescombro del recinto tras el accidente de tres años antes. En 2006 se colocó la primera piedra que daría pie al proyecto original, entonces con el obispo, hoy castrense, Juan del Río.
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