Si Jaén sonó a jazz en la década de los noventa, principalmente se lo debe a Ángel Millán (Jaén, 1964), músico y enamorado del género que ha dado vida cultural a la capital con un local con nombre inolvidable, el Chubby Cheek, y como director del desaparecido Festival Internacional de Jazz de Jaén.
“Mis padres eran muy aficionados a la música clásica y me sé a todos los compositores. Con 10 años escuché a Jaques Loussier tocando a Bach desde el jazz y me envenené”, confiesa, recordando la presencia de éste en una edición del Festival. “Fue un concierto especial”, dice.
Informático de profesión, tuvo que sufrir un accidente de tráfico para darse cuenta de que su afición musical se convertiría en su profesión, dedicando a esta capital años de trabajo como promotor cultural. “Todo el mundo quiere lo mejor para su ciudad y yo lo quise”, apunta.
El Club Chubby Cheek abrió sus puertas el 28 de diciembre de 1990 y, dos años más tarde, Millán asumió su gerencia y lo convirtió en su universo de jazz. “Como músico era tan malo, que monté un club para que tocaran los buenos”, dice entre risas. Estudió piano y tocó como teclista en el grupo ‘Panteón Nadar’ (pop, rock y jazz), con el que ganó el I Lagarto Rock y con el que grabó dos discos.
En la década de los noventa, “los pocos pubs que existían eran ruidosos” y el Chubby Cheek dio de beber a quienes tenían sed de música en directo, de jazz, de escuchar a los mejores músicos nacionales e internacionales, que a la vez crearon escuela y afición en Jaén. “Fuimos pioneros en un modelo de pub añorado, un espacio para conversar y escuchar música en directo. Fue un club de músicos para músicos, en el que se sentían a gusto ante un público que los disfrutaban de cerca. El Club ha sido una semilla que ha sembrado en Jaén afición al jazz y fue una escuela para músicos”, reconoce.
De hecho, no le extrañaría que “en algún momento el Conservatorio de Música se especializara en Jazz”, pues “cada vez hay más profesores alrededor de esta música creativa”, y ya se imparte jazz como asignatura gracias a uno de los ‘hijos musicales’ del Chubby, el saxofonista Sergio Albacete, “embajador del jazz jiennense”, según Millán.
En 1994 arrancó el I Festival Internacional de Jazz, una cita cultural que dirigió y que desde el inicio contó con la producción del Ayuntamiento, muriendo en el año 2010, cuando también echó el cierre el mítico Club.
Ahora que se cumplirían 25 años de festival, este jiennense ha promovido la celebración de un concierto conmemorativo, este sábado, a las 20:30 horas, en el teatro Darymelia, que volverá a subir al escenario a los músicos Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo.
Veinte años después de que presentaran su primer disco en el Festival de Jazz de Jaén, vuelven en un concierto producido por el Ayuntamiento, para presentar su segundo disco, ‘Flamenco leaks’, a nivel regional.
Podría ser el embrión para la recuperación del Festival. “El Festival murió en 2010 por inanición, pero no tuvo un entierro. Queremos recordar lo que pasó en esta ciudad con el jazz y lo que está pasando aún, que es más importante, en un Jaén con una factoría de jazz como nunca hubiéramos soñado. Si el Festival no sale adelante, por lo menos vamos a darle un entierro digno”, plantea. “Si hay que arrancar de forma humilde, saquémoslo adelante. El caso es empezar de nuevo. Me encantaría que se recuperara”, apunta quien ha sido testigo de un Festival Internacional de Jazz que posicionó Jaén a nivel mundial.
“Lo que pasaba en Jaén, sucedía en Nueva York y Los Ángeles. El Festival lleva casi diez años sin celebrarse, pero no dejo de recibir llamadas para ver si se va a poner en marcha. Este concierto pulsará si existe interés y si es así, que se recupere de forma sostenible y rentable para Jaén”, valora.
Y es que “revertiría en el cambio de mentalidad necesario para la ciudad”. Dice: “Quien hable de cultura, que se la curre en Jaén. Hay una desorganización tremenda, pero hemos pasado de no tener nada a que no nos dé tiempo a disfrutar de todo lo que se programa. Ojalá siga siendo así porque se hagan cosas de calidad”.
Para Millán, la cultura no puede ser gratuita porque “se desprecia”. Explica: “Si queremos que pase en Jaén, cada ciudadano tiene que implicarse en el ámbito cultural que le guste. Pagando una entrada se apoya lo que se hace”. Ante la llegada de 2020 en el que se celebrarían 30 años de Chubby Cheek, Millán anima a “mirar hacia delante” y retomar lo que culturalmente ha dado frutos a Jaén.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es